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Felices nuevas pensiones: el enfoque de género si importa

El compromiso por la igualdad sustantiva no es verso. Gracias a instrumentos con enfoque de género sabemos que también es un hecho la carga desproporcionada de trabajo no remunerado doméstico y de cuidados

Con este 2026 se inicia el pago de los beneficios de la histórica Reforma de Pensiones de Chile, luego de 45 años del sistema impuesto en dictadura. Estos consisten en la garantía por años cotizados y la compensación de la diferencia por expectativas de vida. Sus esquemas, debate y avances se deben resaltar en días en que se cuestiona la necesidad del enfoque de género, la existencia de comisiones especializadas en el Congreso y el ministerio mismo.

Si bien la Cámara de Diputados rechazó la primera propuesta de Seguro Social, que incluía complementar a través de éste cotizaciones de las cuidadoras y cuidadores de personas en dependencia severa, la inclusión del enfoque de género en la propuesta, trámite y acuerdos permitió incluir a cientos de miles mujeres en este esquema de beneficios.

Los beneficiarios proyectados para el beneficio por años cotizados son 1.235.860, de las cuales 639.280 son mujeres, con un monto promedio mensual de 79.542 pesos. En el caso de las compensaciones de expectativas de vida, el beneficio proyectado es de 956.260 mujeres, con un monto promedio mensual de 15.331 pesos. Cabe recordar que esos dos números no se suman lineales, ya que hay mujeres que recibirán ambos beneficios, mientras que otras recibirán solo por expectativas de vida.

Todos estos beneficios son estimados para el año debut, 2026, y después continuarán creciendo en el tiempo, debido a que aumenta la población pensionada y las cotizaciones.

¿Cómo se logró? No se puede buscar acuerdos en lo que no tiene datos. Gracias a la información desagregada de género (una meta del Primer Plan Nacional de Igualdad, por allí por 1997) sabemos que la mayoría de las mujeres tiene una densidad de cotización inferior a 15 años promedio. Nuestro Gobierno, con base en el compromiso de incluir el enfoque de género en todas las reformas, propuso cinco años de cotizaciones para acceder a la Garantía por Años Cotizados. En respuesta, la oposición propuso 20. De haberse cerrado el acuerdo con ese requerimiento, 569 mil mujeres habrían quedado fuera.

Es allí donde la participación política de las mujeres y no solo los datos y el enfoque cobran relevancia. En las 639.280 mil beneficiarias de esta gestión quedará el impulso transversal que las senadoras, Paulina Núñez, Ximena Órdenes, Loreto Carvajal, Yasna Provoste, Claudia Pascual e Isabel Allende le dieron a llegar a un acuerdo más equilibrado entre los cinco años de propuesta del Gobierno y los 20 de la oposición. Tal como lo demuestra la evidencia cuando mujeres participan de la política las decisiones las impactan de manera más positiva.

El compromiso por la igualdad sustantiva no es verso. Hay quien podría argumentar que la expectativa de vida mayor de las mujeres es solo un hecho natural y no deben tomarse medidas. Pero gracias a instrumentos con enfoque de género como la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo sabemos que también es un hecho la carga desproporcionada de trabajo no remunerado doméstico y de cuidados. Sabemos también que es trabajo de fuerte carga física y mental. Esto permitió poner en la balanza la Compensación por la Diferencia en las Expectativas de Vida, de manera que las trayectorias que tuvieron hijos, los criaron y cuidaron, que trabajaron con una brecha salarial brutal y en su mayoría informales, no se vieran luego además discriminadas solo por ser mujeres. Es decir, que la diferencia masculina y femenina, no se traduzca en mayor desigualdad.

La agenda de igualdad no es un deseo liviano ni desconectado de la realidad de las mayorías. En este caso, a partir de hoy, sus resultados concretos llegarán a más de un millón de mujeres, que no son individuas aisladas, sino que mejorarán sus vidas junto a sus familias y entornos. Feliz 2026 de nuevas pensiones.

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