Max Colodro: “Más temprano que tarde, el ministro Jackson saldrá del Gobierno y será otro símbolo de la derrota de esta generación política”
El analista político asegura que este aniversario de los 50 años del golpe de Estado “dejará a Chile más confrontado no sólo respecto del pasado, sino también sobre el presente y el futuro”
El analista político Max Colodro (Santiago, 1967) es sociólogo y doctor en Filosofía y, desde este espacio, semanalmente disecciona la actualidad política chilena a través de distintos formatos, sobre todo columnas. Es lo que hace el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) en esta entrevista concedida vía telefónica –se encontraba en Calama, en el norte de Chile–, donde se refiere al convulsionado panorama político chileno, marcado en estos días por el caso Convenios: la trama investigada por la Fiscalía, que tiene una treintena de aristas en todo el país, sobre dinero público q...
El analista político Max Colodro (Santiago, 1967) es sociólogo y doctor en Filosofía y, desde este espacio, semanalmente disecciona la actualidad política chilena a través de distintos formatos, sobre todo columnas. Es lo que hace el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) en esta entrevista concedida vía telefónica –se encontraba en Calama, en el norte de Chile–, donde se refiere al convulsionado panorama político chileno, marcado en estos días por el caso Convenios: la trama investigada por la Fiscalía, que tiene una treintena de aristas en todo el país, sobre dinero público que terminó en fundaciones ligadas sobre todo al partido Revolución Democrática (RD), del Frente Amplio del presidente Gabriel Boric. El ministro de Justicia, Luis Cordero, ha hablado de corrupción. El escándalo ha hecho aumentar la presión por la salida del Gabinete del ministro Giorgio Jackson, uno de los fundadores de RD y uno de sus líderes.
Pregunta. ¿Cómo ha impactado el caso Convenios en la nueva izquierda chilena, donde se han concentrado la mayor parte de los casos?
Respuesta. Para el Frente Amplio y la nueva izquierda chilena el impacto político del caso Convenios ha sido devastador. El Gobierno de Gabriel Boric y su coalición venían ya de una enorme derrota política el 4 de septiembre pasado, cuando su proyecto de nueva Constitución, el eje estructurante del proceso de cambios que la actual generación venía impulsando desde hace más de una década, fue ampliamente rechazado en las urnas. Después, en las elecciones de los consejeros para la segunda propuesta constitucional, uno de cada dos chilenos votó por la derecha y uno de cada tres lo hizo por el Partido Republicano, es decir, por una derecha conservadora. En este marco, ahora se expande como reguero de pólvora un conjunto de casos de corrupción, recursos públicos que habrían sido destinados a financiar fundaciones creadas por militantes del Frente Amplio, con fines aún no precisados. Es un golpe mortal a la credibilidad y a los estándares éticos que esta generación política decía encarnar.
P. ¿Y para el Gobierno de Boric?
R. El Gobierno chileno y el propio presidente Boric no han podido sustraerse al impacto de estos hechos. Son los partidos y las dirigencias políticas que lo han acompañado desde el inicio de su carrera política los que están involucrados. Sin ir más lejos, el principal rostro de la crisis es el ministro Giorgio Jackson, el alter ego del actual presidente desde los tiempos en que eran dirigentes universitarios. Dada la cercanía política y humana de la gran mayoría de los investigados por la justicia, es muy difícil que el Gobierno y el presidente puedan quedar al margen.
P. Usted ha sido crítico de la posición del partido de derecha tradicional UDI de congelar el diálogo con La Moneda si el presidente no saca a Jackson del Gabinete. ¿Por qué?
R. He sido crítico de la idea de presionar públicamente al Gobierno para que remueva al ministro Jackson. Creo que es contraproducente: sólo lo reafirma en el cargo e impide que el presidente pueda tomar decisiones con mayor autonomía. Pero, a estas alturas, no descarto que un sector de la oposición esté presionando de manera pública con la finalidad de mantener a Jackson en el Gabinete, dado que dicha permanencia le está generando un costo enorme al Gobierno, incluso con su propia coalición.
P. La semana pasada, tanto la Cámara de Diputados como el presidente de uno de los gremios más importantes del empresariado, la CPC, aumentaron la presión contra Boric por la salida de Jackson. ¿Hasta cuándo cree que el presidente pueda aguantar el pulso?
R. El presidente Boric está hoy en un callejón sin salida: si remueve al ministro Jackson habrá cedido a presiones desmedidas de la oposición y de un sector del propio oficialismo. Pero si lo mantiene, sólo seguirá profundizando la parálisis del Gobierno y su pérdida de interlocución, en el esfuerzo por retomar su agenda de reformas. Es una situación y un momento muy difícil para La Moneda.
P. ¿Qué significaría para Boric, su Gobierno y el proyecto la salida de Jackson?
R. Más temprano que tarde, el ministro Jackson saldrá del gobierno y será otro símbolo de la derrota de esta generación política. Del fracaso sin reparación del proyecto cristalizado en la primera propuesta constitucional, y de su caída moral en el marco de una seguidilla de eventuales casos de corrupción. Giorgio Jackson fue el rostro principal de ambas cosas: de la idea de que la nueva Constitución sería la columna vertebral de un proyecto histórico de cambios, y de que esta generación en el poder tenía “superioridad moral” respecto a las anteriores.
P. El Gobierno hoy parece concentrado sobre todo en su pacto fiscal y en la reforma a las pensiones. ¿Las sacará adelante?
R. Es muy difícil que el pacto fiscal y la reforma previsional del Gobierno puedan prosperar en el actual cuadro político. El caso Convenios y los cuestionamientos a la probidad del Ejecutivo se extienden todos los días, sin que el Gobierno muestre una estrategia clara de respuesta a esta situación. Mientras este escenario se mantenga no va a haber avances sustantivos en materias fiscales y previsionales. La oposición no cederá en ninguno de los puntos que para el actual Gobierno son mínimos intransables en ambas reformas.
P. David Gallagher dijo en EL PAÍS que “la derecha chilena tendría que ser muy inepta para no ganar la presidencial en 2025″. ¿Coincide?
R. Creo que si hoy hubiera elecciones presidenciales en Chile, la mayor probabilidad de triunfo la tendría la derecha. Pero para las elecciones faltan más de dos años; y creo que la centroizquierda y la izquierda chilenas tienen una base histórica de sustentación muy amplia, con experiencia política y gran capacidad comunicacional. La derecha no puede confiar en los triunfos obtenidos hasta ahora en el proceso constituyente. Si quiere ganar, va a tener que construir un proyecto político amplio y transversal, que pueda consolidar el clivaje que surgió con el triunfo del Rechazo el 4 de septiembre pasado y que incluyó desde la derecha hasta un sector de la centroizquierda.
P. ¿Y por dónde pasará la apuesta del Gobierno y el oficialismo?
R. Lo que el Gobierno y el oficialismo buscarán, en cambio, y ya lo estamos observando en torno a los 50 años del golpe de Estado en Chile, es reinstalar el clivaje anterior, entre el sí y el no a Pinochet, entre dictadura y democracia. En la tensión de esos dos clivajes se dará la contienda entre la derecha y la izquierda en los próximos años.
P. ¿Es de los que piensan que si las cosas siguen tal como ahora en diciembre se rechazará la segunda propuesta de nueva Constitución?
R. Creo que existe una probabilidad no menor de que el nuevo texto constitucional sea rechazado. Hay un fuerte cansancio ciudadano con el tema, hoy las preocupaciones de la gente son otras, y es muy difícil que Republicanos y la izquierda logren generar consensos mínimos. Lo único que podría impedir un rechazo es un acuerdo político y una convergencia táctica entre José Antonio Kast y el presidente Boric. Para ambos, los costos de que se imponga el rechazo van a ser altos.
P. ¿Cómo encuentra a Chile la conmemoración por los 50 años del golpe?
R. En el contexto de la conmemoración de los 50 años del golpe, Chile está hoy más dividido y polarizado. El estallido social abrió una nueva fisura en la sociedad chilena y reinstaló a la violencia política como tema de confrontación. A ello se agrega la dura derrota sufrida por la izquierda en el proceso constituyente. Creo que ese es un aspecto que ha exacerbado el ambiente de este aniversario, haciendo muy difícil una conmemoración con perspectiva histórica, con autocrítica de todos los sectores y buscando puntos de encuentro que puedan ayudar a sanar las heridas. Es muy lamentable, pero este aniversario dejará a Chile más confrontado no sólo respecto del pasado, sino también sobre el presente y el futuro.