¿Por qué las puertas del viejo Wembley están en Chile?
A 100 años de la inauguración de ‘La catedral del fútbol’ en Londres, nada queda del recinto original, reemplazado en el 2007 por uno de los más modernos estadios del planeta. Sólo las viejas puertas del túnel por donde tantos jugadores pasaron, que esperan en una bodega de Santiago ver concretado el sueño de un museo que las albergue
Son las mismas puertas que cedieron aquella tarde del 28 de abril de 1923, cuando se inauguró Wembley.
El estadio tenía capacidad para 100.000 personas y se había construido en un sector de Londres destinado a los paseos familiares y donde intentó construirse, vanamente, la torre Watkin, para rivalizar con la de Eiffel. El recinto fue bautizado como Estadio imperial, ya que se levantó con motivo de la Exposición Universal del Imperio Británico, pero al poco tiempo ya todo el mundo lo llamaba Wembley.
El primer partido fue una final de la FA Cup, entre el Bolton Wanderers y...
Son las mismas puertas que cedieron aquella tarde del 28 de abril de 1923, cuando se inauguró Wembley.
El estadio tenía capacidad para 100.000 personas y se había construido en un sector de Londres destinado a los paseos familiares y donde intentó construirse, vanamente, la torre Watkin, para rivalizar con la de Eiffel. El recinto fue bautizado como Estadio imperial, ya que se levantó con motivo de la Exposición Universal del Imperio Británico, pero al poco tiempo ya todo el mundo lo llamaba Wembley.
El primer partido fue una final de la FA Cup, entre el Bolton Wanderers y el West Ham. Temerosos de que no se llenara y de la lejanía del recinto, las autoridades promocionaron el duelo con mucho énfasis para ocupar las 127.000 plazas disponibles. Llegaron sobre 300.000personas, lo que colapsó los accesos. Aunque muchos se retiraron, la mayor parte los forzó para presenciar el duelo y coparon todos los rincones, incluyendo la cancha.
Cuando ya se pensaba en la suspensión del duelo, un oficial y su caballo blanco se ganaron la inmortalidad. Con total dominio de Billie, su cabalgadura, George Sconey comenzó a dar parsimoniosas vueltas en círculos para que los aficionados abandonaran la grama. Parecía imposible, pero lo logró y, con una hora de retraso, los equipos pudieron saltar a la cancha. La imagen quedó inmortalizada en fotos y películas, y el triunfo claro del Bolton fue seguido, respetuosamente, por el público desde las líneas del terreno.
Desde entonces, el día de la inauguración de Wembley sería conocido como La final del caballo blanco.
Cien años han pasado desde entonces. La Catedral del fútbol –como se le llamó– vio pasar finales de la Copa del Mundo, de la Champions, Eurocopa y recitales inolvidables. Pero su estructura era anticuada y no respondía a los requerimientos modernos, por lo que fue demolido en el 2002 para la construcción del nuevo coliseo, en el marco de los Juegos Olímpicos de 2012. Gran parte de la estructura fue derribada –incluidas las dos torres gemelas del acceso principal–, pero sobrevivieron las dos pesadas puertas, de madera y una tonelada cada una, que ahora están en Chile.
Eran conocidas como las puertas del túnel real. Por allí pasó Jorge V a entregar la copa aquel día de la final. Y muchas veces la Reina Isabel para consagrar a los vencedores. Son, en rigor, cuadradas, ya que miden 16 por 16 pies (casi cinco metros por lado). Su tránsito fue accidentado. Antes de la demolición del viejo Wembley fueron adquiridas por la Booking Trust, una organización benéfica arquitectónica, que trató vanamente de exhibirlas en algún museo. Las guardaron durante 11 años, pero su tamaño y su peso incidieron en que finalmente, junto a un puñado de reliquias, salieran a remate. Su subastador fue Graham Budd en Sotheby’s el 8 de noviembre del 2011, cuando el empresario chileno Jorge Yarur las adquirió en poco menos de 4500 euros.
Único hijo de un poderoso banquero, Yarur ha enfrentado varias disputas familiares por la herencia, pero encontró su razón de vida con el Museo de la moda, emplazado en la antigua casa familiar en el barrio de Vitacura, en la zona oriente de Santiago de Chile, donde expone colecciones que adquiere en distintos lugares del orbe. Fue así como compró las puertas de Wembley con la idea de crear el Museo del deporte, proyecto que se fue postergando por distintas razones.
Las puertas fueron trasladadas en barco entre Londres y al puerto chileno de San Antonio, desde donde llegaron a bordo de un camión a las bodegas del museo. El deterioro por el viaje y al almacenaje fue severo, por lo que se inició un proceso de restauración a cargo de Stephen Pennec, quien dedicó más de una década de su vida a restaurar objetos rescatados del Titanic.
“Estamos buscando apoyo para hacer una exhibición en Europa o Estados Unidos que incluyan las famosas puertas de Wembley, que son importantes para dimensionar la importancia de ese estadio en la historia del fútbol y del rock, por la cantidad de conciertos importantes que se hicieron en el viejo estadio”, dice Yarur. “Además de las puertas, tenemos en la colección una de las ventanas circulares de una de las dos míticas torres. Todas las piezas del museo están en perfectas condiciones de conservación, evitando cambios de humedad y temperatura”, agrega.
Futbolísticamente, Wembley entrega un recuerdo dulce para Chile, que está invicto en esa cancha. En 1989 empató sin goles en un partido áspero y polémico. En 1998 ganó dos a cero con una actuación espectacular de Marcelo Salas, autor de los dos goles. Y, ya en el nuevo recinto, repitió ese marcador esta vez con un doblete del goleador histórico de la Roja, Alexis Sánchez.