El ajuste de Milei fractura a la Unión Cívica Radical, el partido de masas más longevo de Argentina

Con acusaciones de traición y sanciones internas, el radicalismo se divide a favor y en contra del presidente ultra

Protesta frente a la Cámara de Diputados de Argentina contra la ley de reforma jubilatoria de Javier Mile, en Buenos Aires.Juan Ignacio Roncoroni (EFE)

Sin necesidad de buscarlo, Javier Milei ha cimentado el poder de su Gobierno, en buena parte, en las divisiones de sus opositores. A las tensas diferencias dentro del peronismo, acaba de sumarse el estallido de las disidencias en la Unión Cívica Radical (UCR), el partido fundado en 1891 que con Raúl Alfonsín emprendió hace 41 años la transición democrática tras la dictadura. La UCR hoy se divide a favor o en contra de las medidas del presidente ultraderechista. Marchas y contramarchas de sus dirigentes, sanciones, acusaciones de prebendas y traiciones llevaron al radicalismo, de raíces socialdemócratas, a una virtual ruptura interna.

Las fisuras dentro de la UCR ya existían antes de la irrupción de Milei y su figura las profundizó. Desde diciembre pasado, cuando asumió el Gobierno, los sectores más conservadores apoyaron al mandatario mientras el partido, institucionalmente, asumió la postura de una oposición dialoguista, alternando avales y rechazos ante las iniciativas oficiales. Pero esta semana la fractura ha quedado expuesta.

El origen del cisma fue un proyecto para revertir el recorte aplicado por Milei a las pensiones y mejorar los ingresos de los jubilados. Presentado e impulsado por el radicalismo, fue convertido en ley por el Congreso nacional con amplia mayoría, pese al rechazo del Gobierno. En defensa del ajuste fiscal, el presidente vetó la ley. Para insistir con la norma, las cámaras de Diputados y de Senadores debían obtener dos tercios de los votos. Pero no fue posible porque varios legisladores modificaron su postura original en favor de la ley y pasaron a avalar el veto de Milei. Entre ellos, cinco diputados radicales que votaron contra un proyecto de su propio partido tras mantener un encuentro con Milei en la Casa Rosada.

La Convención Nacional de la UCR los acusó de incurrir “en una grave inconducta partidaria, generando un grave daño a la credibilidad y honor” del partido. Y resolvió este lunes suspender la afiliación de cuatro de esos diputados —el quinto proviene de otra agrupación y no está afiliado— hasta que el Tribunal de Ética decida si corresponde expulsarlos. Además, el tribunal analizará el desempeño de otros dos legisladores que directamente se ausentaron cuando se aprobó la ley de movilidad para las pensiones.

“Hubo mucha indignación en el seno del partido por el movimiento extraño de estos diputados”, explicó Gastón Manes, quien encabeza la Convención Nacional Radical. “No se trata de diferentes miradas, el bloque vota dividido desde el principio del gobierno de Milei. El tema es el cambio [de voto] en un proyecto que había presentado el radicalismo.” El presidente de la UCR, el senador Martín Lousteau, fue más duro este miércoles y señaló que los diputados disidentes “por prebendas o ventajas personales traicionaron a los jubilados y fueron en contra de la postura del partido”. Para Lousteau, “hay una tensión más profunda porque hay radicales que parecen estar de acuerdo con la visita de diputados a genocidas [detenidos en la cárcel], con que el Presidente hostigue a periodistas y opositores, o que se baje el Impuesto a los Bienes Personales a costa de los jubilados”.

Del otro lado de la trinchera radical se asomaron los dirigentes más cercanos al Gobierno. Luis Petri, nombrado ministro de Defensa por Milei, apuntó que “las suspensiones a legisladores de la UCR tienen un tufillo a faccioso que no se corresponde al respeto, tolerancia y disenso de una fuerza política”.

El gobernador de la provincia de Mendoza, Alfredo Cornejo, estimó que las sanciones son “una decisión tonta, arbitraria, injusta, de doble vara” que “va a dejar al radicalismo en una posición de ínfima minoría”. Cornejo reconoció que coexisten dos posturas enfrentadas en la UCR: “Hay un conjunto de dirigentes que creemos que hay que apoyar al Gobierno en el saneamiento de la economía, que no se puede esperar cuatro años y que hay que aceptar la voluntad popular de cambio, y hay un sector que tiene la conducción partidaria formal y que tiene una posición totalmente distinta, creen que todo está mal hecho y que Milei está colapsando la economía”.

La presión interna estuvo a un paso de derivar en la ruptura de la bancada legislativa. En la reunión de bloque de este martes, una docena de diputados —sobre un total de 33— impulsó la expulsión de los cinco que cambiaron su voto. En la discusión se sacaron chispas, pero al final nadie resultó eyectado. Sí quedó claro que difícilmente vuelvan a actuar en unidad. El principal rédito será para el Gobierno de Milei.

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