Riesgo y talento en dos ruedas para el primer oro de Argentina en París
El argentino José Torres Gil se luce en la prueba de BMX estilo libre y obtiene la medalla dorada
Con una demostración de talento y destreza para el riesgo y la acrobacia en dos ruedas, el ciclista José Torres Gil (29 años), conocido como “Maligno”, ganó la primera medalla de oro para la delegación argentina en los Juegos Olímpicos de París. Fue en la prueba de BMX (Bicycle Motocross, en inglés), estilo libre. Argentina no encabezaba el podio en una competición olímpica desde Río 2016, cuando se llevó el premio dorado en hockey masculino, judo femenino y vela.
El escenario fue la Place de la Concorde, convertida en un estadio abierto para las disciplinas “urbanas” de los Juegos Olímpicos: además de las competiciones de BMX freestyle, aloja las de breaking (danza acrobática), skateboarding (patineta) y baloncesto 3x3.
Giros hacia adelante y hacia atrás, saltos con las manos despegadas del manillar o con los pies liberando los pedales, combinados con vértigo para el impulso y suavidad para el aterrizaje, incluyó la rutina del Maligno Torres en la prueba final de la categoría. Ya en su primera pasada sobre las rampas, los jurados lo destacaron con la que sería la mejor marca de una jornada húmeda y calurosa: 94,82 puntos.
Su excelente desempeño inicial forzó a sus competidores a tomar riesgos y terminaron sufriendo caídas el estadounidense Marcus Christopher y el australiano Logan Martin, campeón mundial y olímpico. En su segunda pasada, Torres Gil consiguió una marca inferior, aunque superior a la mayoría de sus nueve rivales, puntuada con 92,12. Por eso se tomó el primer resultado, el que le valió el oro. El podio lo completaron Kieran Reilly, de Gran Bretaña, que obtuvo 93,91 puntos y la medalla plateada, y Anthony Jeanjean, de Francia, bronce con 93,76 puntos.
“Todavía no puedo creer lo que está sucediendo”, dijo Torres Gil después de su consagración. “Sabía que no había nada más importante [que los Juegos Olímpicos] para competir en todo el planeta”, destacó y contó que “estaba con mucho miedo porque sabía que podía salir lesionado”. No era para menos: ha sufrido muchas lesiones y se ha perdido muchas competencias, como los juegos de Tokyo 2020, por los riesgos que asume en sus actuaciones —por ejemplo, compite sin frenos para tener mayor libertad de movimientos—. Por algo le dicen Maligno.
Torres Gil nació en Bolivia en 1995 y vivió en Santa Cruz de la Sierra hasta los 11 años, hasta que su familia se mudó a la Argentina, a la provincia de Córdoba. Allí, cuando todavía no hablaba, como ahora, con la tonada típica de la zona, él y su hermano mellizo, Francisco, se enamoraron de la bicicleta en un parque a donde habían ido a jugar al fútbol. A lo lejos, contó, vieron a un grupo de chicos “saltando en bici y en skate”, una escena que les sugirió “una gran atracción y adrenalina”. Pidieron una bicicleta prestada y, según sus propias palabras, “ahí empezó todo y no hubo vuelta atrás”.
Ya el año pasado Torres Gil había logrado medallas de oro en la competencia X Games, en Estados Unidos, y en los Juegos Panamericanos Santiago de Chile 2023. En París 2024 llegó a la cumbre. La suya fue la segunda medalla dorada en ciclismo para la Argentina —la anterior había sido en la prueba Madison de Pekín 2008— y el 22º oro en la historia del deporte olímpico del país sudamericano.