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Alfredo Rojas: “Fui el primer 10 de Argentina y no lo sabe nadie”

A los 85, El Tanque recuerda su debut con la albiceleste en Suecia 1958, con camiseta amarilla y el número en la espalda hecho con cinta adhesiva

El exfutbolista argentina Alfredo Rojas, en Buenos Aires, el pasado 20 de noviembre.
El exfutbolista argentina Alfredo Rojas, en Buenos Aires, el pasado 20 de noviembre.ENRIQUE GARCIA MEDINA

Qatar 2022 será el primer Mundial sin Diego Maradona tras su muerte y el quinto de Lionel Messi, los dos jugadores que convirtieron a la camiseta número 10 de Argentina en patrimonio cultural del fútbol. El comienzo de ese símbolo de las Copas del Mundo –que Messi volverá a continuar este martes ante Arabia Saudita en el debut de Argentina en Qatar y que también tuvo a otros representantes icónicos, como Mario Kempes, Ariel Ortega y Juan Román Riquelme- es, sin embargo, un agujero en el tiempo.

“Fui el primer 10 de Argentina en los Mundiales y nunca me lo habían preguntado”, parece agradecer Alfredo Rojas, el Tanque, a sus lucidos 85 años, participante en dos Copas, las de Suecia 1958 e Inglaterra 1966, pero más reconocido en su país por su apodo –el Tanque- y su pasado en Boca –de 1964 a 1968- y River -1961-. Rojas corre el velo de la primera 10 de Argentina en los Mundiales con dos datos sorprendentes: no fue blanquiceleste sino amarilla -el color de su histórico rival, Brasil- y el número en el dorsal fue pegado por el propio jugador, minutos antes del partido, con cinta adhesiva blanca. “Lo hicimos más o menos y el cero nos quedó como una letra D. Jugué de 1D más que de 10″, se ríe en su casa en Buenos Aires.

Aquellas eran épocas en que Argentina y los Mundiales se trataban como una pareja sin amor. Tras haber sido subcampeón en la vecina Montevideo en la primera edición, la de Uruguay 1930, Argentina asistió a Italia 1934 con un equipo amateur que fue eliminado en el debut. Tras no haberse presentado en Francia 1938, Brasil 1950 y Suiza 1954, más la interrupción por la Segunda Guerra Mundial en el medio, el regreso de la albiceleste a las Copas del Mundo fue casi un cuarto de siglo después, en Suecia 1958. Los números en las espaldas de las camisetas en los Mundiales, que todavía no eran tan simbólicos –al menos el 10, luego reservado a los más talentosos-, habían comenzado a utilizarse en Brasil 1950. Argentina, entonces, los usó por primera vez en Suecia 1958. La gracia recayó en Rojas.

”Tardamos como 20 horas en llegar a Suecia”, dice el Tanque sobre aquel Mundial, jugado dos años antes del nacimiento de Maradona, durante una calurosa tarde de noviembre de 2022, ya dos años después de la muerte del ídolo. “Viajamos en un Super Constellation, que eran a hélice, pero los más modernos de la época. Ahora los aviones vuelan a 10.000 metros de altura pero entonces iban a 4.500 y se metían en todas las tormentas. Si había tormenta a 3.000 metros, la pasábamos por arriba. Si eran un poco más arriba, las pasábamos por abajo. Los jugadores mirábamos esas cosas. En el norte de Brasil siempre te comías una tormenta fuerte. Después del Mundial jugué en España y parabas en todos lados, tenías mil escalas: Montevideo, Porto Alegre, Sao Paulo, Río de Janeiro, Recife, ahí cruzabas en nueve horas y medio el Atlántico hasta Dakar, y después a Sevilla y a Madrid”.

exfutbolista argentina Alfredo Rojas, en Buenos Aires
El exfutbolista argentino Alfredo Rojas.ENRIQUE GARCIA MEDINA

Pregunta: ¿Qué sabía de Suecia y de sus rivales en el Mundial 1958?

Respuesta: Yo tenía 21 años. No había mucha información en esa época. Sabía que Suecia estaba ahí porque lo miraba en el mapa. Pero de los rivales no sabía ni el color de la camiseta que usaban. Que Alemania jugaba de blanco me enteré antes del debut. Miraba la bandera alemana (amarilla, roja y negra) y me sorprendí que la camiseta era blanca y el pantalón, negro. El problema fue que nosotros solo teníamos la celeste y blanca de siempre. No existía la azul, la alternativa de ahora. El árbitro quería que un equipo cambie de camisetas y tuvimos que ir a un sorteo antes del partido, en la zona de vestuarios. Lo perdimos. Y tuvimos que salir de apuro a buscar una camiseta nueva.

P. ¿Por eso Argentina debutó de amarillo, en aquel Mundial, ante Alemania Federal?

R. Le pedimos al club que jugaba en el estadio de Malmö si tenían camisetas y los tipos aparecieron con una amarilla (del IFK Malmö, un equipo que entonces jugaba en la Primera División sueca y en la actualidad deambula en la tercera, lejos de su vecino más conocido, el Malmö FF). Pero no tenían camiseta número 10 y me dieron una con el 11. Lo tuvimos que arreglar con una cinta adhesiva, de apuro, usando el dedo para medirle el cero que le faltaba. Con el Negro [José] Ramos Delgado [ defensor, luego figura de River y del Santos de Pelé], que entonces era mi compañero en Lanús, usamos la patita del segundo uno, pero lo hicimos más o menos y el cero nos quedó como una letra D. Jugué de 1D más que de 10″. Y también usamos esa cinta adhesiva para los botines.

P. ¿Para los botines del primer partido?

R. El Negro Ramos Delgado me avivó: “Alfredo, nos dan unos pesos si jugamos con Adidas”. Estando allá, nos enteramos que Adidas nos daba 50 dólares para usar sus zapatos. Adidas y Puma eran dos hermanos que se habían separado y a la concentración de Argentina llegaron los de Adidas. Para nosotros, 50 dólares eran una fortuna. Muchos aceptamos, pero a mí no me entraba el talle que me dieron, los botines [de Adidas] me iban chicos, así que tenía que jugar con los míos, los que había llevado desde Argentina, unos zapatos marca Realco, muy buenos, de una empresa de Constitución [al sur de Buenos Aires]. Pero el Negro me dijo: “Alfredito, ponételos igual, así ganamos los 50 dólares’” Los dos éramos de Lanús, imagínate. Así que jugué con los Realco pero disfrazados de Adidas: les pedimos a una chica de Suecia que tenía esmalte de uñas blanco que nos prestara un poco y con eso les pintamos las tres tiras de Adidas a los botines. También usamos la cinta adhesiva –que habían utilizado para darle forma al 10- para confirmar las tres líneas. El Negro fue suplente y sólo nos pagaban los titulares, así que le di la mitad: nos ganamos 25 dólares cada uno.

El exfutbolista posa para un retrato en una calle de Buenos Aires.
El exfutbolista posa para un retrato en una calle de Buenos Aires.ENRIQUE GARCIA MEDINA

P. ¿Qué hizo con aquella camiseta amarilla del debut? ¿La guardó? Es curioso pero, la 10 más famosa de Argentina en los Mundiales, la de Maradona contra Inglaterra en 1986, también fue confeccionada de apuro.

R. No, qué me la voy a quedar, si se la tuvimos que devolver al club de Malmö después del partido [Argentina perdió 3-1 contra Alemania Federal]. Ya después, contra Irlanda del Norte y Checoslovaquia, jugamos con la celeste y blanca. Pero mirá, fui el primer 10 de Argentina en los Mundiales y no lo sabe nadie, nunca me lo habían preguntado. El único malo fui yo. Después vinieron Maradona y Messi, pero fui el primero.

P. ¿Por qué dice que era malo? ¿Cómo era como jugador?

R. Yo era más un goleador. Era un tronco pero jugué en River y en Boca, y estuve en dos Mundiales, y fui el goleador en la Copa de las Naciones, y le hice el gol a Inglaterra en el Maracaná [se refiere a un cuadrangular internacional que Argentina ganó en Brasil en 1964]. Pero no, ‘el Tanque era malo’ [lo dice con ironía]. Yo era zurdo. ¿Conocés a algún zurdo malo? Yo era todo lo contrario a lo que la gente piensa. Era buen cabeceador y usaba la potencia para enfrentar al rival. Si Perfumo [Roberto, emblemático defensor argentino de los sesenta y setenta] pesaba 70 kilos, y yo 82, no podía ir a gambetearlo, iba a chocarlo. Pero la gente decía ‘la torpeza del Tanque’. Mi inteligencia era a ir a chocar.

P. ¿Por qué le fue mal a Argentina en ese Mundial 1958 y muy bien a Brasil, que levantó su primera Copa?

R. Perdimos 6-1 con Checoslovaquia y nos pusieron ‘el desastre de Suecia’. Nuestro equipo era muy bueno, y en 1964 ganamos la Copa de las Naciones en Brasil, pero la táctica ya era distinta a la de Suecia. En 1958 jugamos 2-3-5, con cinco delanteros de punta, y, cada vez que nos atacaban, quedaban cuatro delanteros rivales contra dos defensores nuestros. Por eso Amadeo Carrizo, el mejor arquero de la historia argentina, la pasó mal. Era otra época, también, otra mentalidad. Yo no conocía Plaza Once [un barrio céntrico de Buenos Aires] y ya conocía Suecia.

P. Pero a usted le fue bien: continuó su carrera en España.

R. Me compró el Atlético de Madrid, así que tan mal no me fue. Pero el Atlético me compró en la primera parte del Mundial y después, en la segunda, también compró a Vavá, el brasileño que salió campeón y convirtió muchos goles. Y como solo podían jugar dos extranjeros, me dio a préstamo primero al Celta y después al Betis.

P. También fue convocado al Mundial de Inglaterra 1966, pero allí el 10 fue Antonio Rattín, mediocampista central de Boca.

R. Sí, el Rata era el cinco de Boca. Pero recién empezaban los números, y antes agarraban cualquiera. Era distinto.

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