Opinión

El país donde es mentira la verdad

En Venezuela cada bando incurre en un manejo sensacionalista de la información, el chavismo con el resultado electoral y la oposición con las falsas expectativas que decepcionan a sus seguidores

Nicolás Maduro ondea una bandera venezolana tras su investidura, el 10 de enero en 2025.Alfredo Lasry R (Getty Images)

¿Usted sabe cuál es el país donde las encuestas preelectorales, las consultas a boca de urna y las actas de los testigos daban como ganador al candidato opositor, pero la autoridad electoral proclamó vencedor al candidato oficialista? Y lo proclamó sin totalizar los votos y sin cumplir la sentencia del Tribunal Supremo de publicar los resultados mesa por mesa para comprobar la atribuida victoria. Aun así, el proc...

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¿Usted sabe cuál es el país donde las encuestas preelectorales, las consultas a boca de urna y las actas de los testigos daban como ganador al candidato opositor, pero la autoridad electoral proclamó vencedor al candidato oficialista? Y lo proclamó sin totalizar los votos y sin cumplir la sentencia del Tribunal Supremo de publicar los resultados mesa por mesa para comprobar la atribuida victoria. Aun así, el proclamado se juramentó ante un parlamento con mayoría oficialista.

La esencia de la juramentación es la soberanía popular ejercida a través del voto y quien debe juramentarse es el candidato elegido, no el candidato proclamado. El elegido descartó juramentarse en el exterior ante un parlamento al que se le venció su período constitucional. Tampoco ante un Tribunal Supremo en el exilio, porque esto significaría cambiar su estatus de presidente electo a presidente en el exilio, sin posibilidades de ejercer su cargo. Por eso, una y otra vez aseguró que ingresaría al país para juramentarse como presidente, tal como lo manda la Constitución y la Ley.

El elegido -un diplomático prudente, mesurado y sensato-, en su rol como político, no escapó a la tentación de la grandilocuencia y repitió uno de los errores más comunes de la oposición: hacer grandes anuncios sobre cosas que difícilmente se van a cumplir. El ingreso del elegido al país no era creíble ni con la promesa de venir blindado con 10 expresidentes latinoamericanos. ¿Acaso no era previsible que el régimen que controla el espacio aéreo, terrestre y marítimo, que tiene el control de puertos, aeropuertos, alcabalas y aduanas, no lo dejaría entrar al territorio nacional?

Al confundir deseos con realidades, el elegido generó desmesuradas expectativas en torno a su juramentación. Y así, otro líder que tanto prometía, nuevamente decepcionó a quienes le creyeron. De cara a las próximas elecciones, es previsible la desmovilización que esta desilusión tendrá en el país descontento, y eso es funcional a un régimen que se mantiene en el poder gracias a la abstención que convierte en mayoría su precaria minoría. Winston Churchill decía que “el político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que él predijo”. También debe tener la decencia y valentía de asumir las consecuencias de sus propias decisiones, sin facturarle la culpa a otros.

El día anterior a la juramentación se convocó a una gran manifestación para retar al régimen. La apuesta fue que, si la protesta era masiva, los cuerpos de seguridad no la reprimirían por temor a ser acusados por violaciones a los DDHH, con lo cual habría quedado rota la unidad militar-policial que sustenta al régimen. Pero nada de esto pasó, la convocatoria no fue masiva, y al ver que el elegido no aparecía, quienes asistieron comenzaron a irse a sus casas.

Quien sí reapareció fue la líder inhabilitada. Al finalizar la concentración, corrió la voz de su secuestro violento, con drones, disparos y un motorizado herido. Esta denuncia tuvo resonancia internacional y líderes políticos exigieron su liberación. Los más extremistas hubiesen preferido que la mantuvieran secuestrada para que sus seguidores salieran masivamente a las calles a exigir su liberación, provocar una brutal represión y elevar así los costos de permanencia en el poder; pero el régimen también había hecho este cálculo e inmediatamente la liberó, no sin antes difundir un video de ella como fe de vida.

En este país donde es mentira la verdad, cada bando incurre en un manejo sensacionalista de la información, deforman los hechos y crean falsas expectativas que decepcionan a sus seguidores, una vez que comienza a saberse qué fue lo que ocurrió. La versión oficial afirma que la noticia del secuestro y del motorizado herido fue un falso positivo para ocultar el fracaso de la convocatoria. El motorizado fue capturado ileso en un hotel, en una puesta en escena previamente ensayada que se nota al observar la amabilidad de los policías, la ropa interior con la bandera de EEUU del motorizado, y el detallado relato que hace de lo acontecido, tal como si se hubiese aprendido un libreto.

En toda confrontación importante la primera víctima es la verdad y es casi imposible asegurar nada que no veamos directamente. La confrontación destructiva entre el gobierno y la oposición tiene en la mentira y la calumnia sus principales instrumentos para aferrarse o tomar el poder. En la juramentación del proclamado, en la falsa expectativa generada por el elegido, y en el secuestro de la líder inhabilitada, la veracidad de los hechos quedó lesionada. Y así resulta imposible encontrar la verdad en cualquier denuncia que se haga o hecho que se analice. ¿Sabe usted de cuál país estoy hablando?

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