María Corina Machado y Edmundo González aguardan un nuevo intento para sacar al chavismo del poder
La dupla que lucha por una transición democrática en Venezuela asegura que llegará al poder más pronto que tarde
Ha sido una semana vertiginosa. Sobre todo en el plano emocional. María Corina Machado y Edmundo González han hecho todo posible para hacer valer el resultado de las urnas e impedir la autoproclamación de Nicolás Maduro. Edmundo González, de carácter tranquilo, un hombre de lecturas en un butacón y mirada melancólica a los cerros de Caracas, de repente se ha convertido en un señor de acción que estaba dispuesto aterrizar en avión en Caracas, a riesgo de que lo derribaran. Los que le conocen han advertido una transformación en él, lo que viene a confirmar que las personas experimentan cambios en todas las etapas de su vida -tiene 75 años-. Para frenarlo le convencieron de que valía más vivo que muerto.
Machado salió el jueves a las calles a encontrarse con sus seguidores en una suerte de inmolación. La ciudad lucía militarizada. Vuelos rasantes. Motoristas encapuchados sembraban el pánico entre los ciudadanos que se arriesgaron el viernes a ser detenidos, a ser inscritos en una lista negra, a recibir el encono de los pocos vecinos de su edificio que todavía creen en la revolución. La líder, que a su alrededor ha creado un movimiento antichavista que amenaza al régimen como nunca antes, dijo que el miedo le debería temer a ellos. Fue violentada e intimidada por policías. Pero estaba dispuesta a todo, a comandar un río de gente que llegara a las puertas del Palacio de Miraflores, la residencia del Gobierno. Maduro duerme en ella en ocasiones para evitar desplazamientos y que le disparen desde una azotea, un temor que se ha convertido en obsesión.
El cambio no se logró. No se pudo juramentar a Edmundo González. Maduro tomó posesión del cargo en la Asamblea Nacional ante el repudio casi del mundo entero. Ha iniciado así su periodo de mayor autoritarismo, sin respetar el resultado de las urnas y manteniendo bajo control todo el aparato del Estado. Sin embargo, si alguien iguala en resistencia a Maduro y sus acompañantes más duros es María Corina Machado. No se rinde. Tampoco Edmundo. A las horas del acto de Maduro, salió a decir que se había consumado un golpe de Estado y violado la Constitución. Desveló que le había pedido a su socio que no se subiera a ningún avión y se sacrificara. Era perder a un candidato que sacó la mayoría de los votos en las urnas, según los testigos electorales y las actas auditadas por organismos internacionales, y que recibe trato de presidente electo por parte de Estados Unidos, la nación que sirve de apoyo en su intento de lograr una transición democrática. Si Donald Trump no cambia esa política y prefiere hacer negocios que favorezcan a sus amigos, empresarios del petróleo, eso continuará de la misma manera.
Edmundo se encuentra agotado, ha sido una semana intensa. Ahora va a descansar un par de días. Acabó su participación, por ahora, con un vídeo grabado en el que aparece en un atril y descansaba una bandera de Venezuela al fondo. Tenía el aspecto con el que declaran los presidentes norteamericanos. “Estoy listo para el ingreso seguro en el momento propicio, haré valer los votos que representan la recuperación de nuestra democracia”, dijo, un mensaje claro sobre que esto no ha hecho más que empezar. Se viene un año eléctrico.
Pidió a las fuerzas militares que le reconozcan como presidente y dejen de sostener al Gobierno chavista. La cúpula hace continuas purgas, casi como un ejercicio cotidiano. Ya no es tiempo de tibios, de blandos, piensan. Solo leales dispuestos a todo por no ceder el poder. “Como comandante en jefe, ordeno al alto mando militar desconocer órdenes ilegales que le sean dadas por quienes confisquen el poder y preparen mis condiciones de seguridad para asumir el cargo de presidente”, les pidió Edmundo. En el diplomático de carrera suave en sus maneras y prudente quedó atrás. Maduro “se autocoronó”, y listo. “No lo acompaña el pueblo, no lo acompaña ningún gobierno que se respete como democrático. Solo los dictadores de Cuba, El Congo y Nicaragua”, insistió. Todavía cree que su hora está por llegar. Más pronto que tarde.