Bukele se prepara para arrasar en las elecciones de El Salvador
El presidente volverá a ser reelegido para un nuevo mandato gracias a su política de mano dura contra las pandillas
Nayib Bukele camina con paso firme hacia una nueva reelección en El Salvador. El presidente del país, casi con toda seguridad, volverá a ganar este domingo unas elecciones que le mantendrán cinco años más en el poder. Bukele se ha hecho tremendamente popular por haber desactivado las pandillas que durante dos décadas convirtieron El Salvador en uno de los países más peligrosos del mundo. La tasa de homicidios se ha desplomado y las extorsiones se han reducido al mínimo. El ejército inund...
Nayib Bukele camina con paso firme hacia una nueva reelección en El Salvador. El presidente del país, casi con toda seguridad, volverá a ganar este domingo unas elecciones que le mantendrán cinco años más en el poder. Bukele se ha hecho tremendamente popular por haber desactivado las pandillas que durante dos décadas convirtieron El Salvador en uno de los países más peligrosos del mundo. La tasa de homicidios se ha desplomado y las extorsiones se han reducido al mínimo. El ejército inunda las calles desde que hace dos años decretara un estado de excepción que sigue vigente hasta el día de hoy. Con su política de mano dura ha llenado las cárceles con más de 70.000 nuevos reos. El presidente milenial, de 42 años, ha transformado la nación de una manera radical.
A cambio, se ha detenido a miles de inocentes y se han suspendido libertades sociales básicas, según denuncian las organizaciones internacionales. Los funcionarios estadounidenses han llegado a comparar a Bukele con Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela. Él ha bromeado sobre eso en redes sociales y ha respondido que es Estados Unidos quien debería celebrar unas elecciones libres y justas en 2024. El presidente de esta pequeña nación centroamericana destituyó hace dos años a los jueces de la Corte Suprema y colocó en su lugar a penalistas afines que han reinterpretado la Constitución salvadoreña para permitirle optar a un segundo mandato de manera consecutiva, algo que hasta ahora estaba vedado. La Asamblea Legislativa, después de este domingo, también estará conformada por una mayoría del partido de Bukele.
La comunidad internacional se ha mostrado alarmada por lo que considera una deriva autoritaria. Sin embargo, los miembros del Gobierno salvadoreño no parecen muy preocupados por ello. El candidato a la vicepresidencia, Félix Ulloa, ha dicho al The New York Times que su objetivo es eliminar lo que considera una democracia defectuosa. “A esta gente que dice se está desmantelando la democracia. Mi respuesta es sí. No la estamos desmantelando, la estamos eliminando, la estamos sustituyendo por algo nuevo”, ha dicho Ulloa, uno de los hombres más cercanos al presidente. El mensaje electoral de Bukele es muy simple. Con él en el poder, las pandillas continuarán sometidas. Elegir a la oposición —Arena, de derecha; o FMLN, de izquierdas— significa abrirle las puertas de las cárceles a los delincuentes, sin que eso sea necesariamente verdad.
El mensaje ha calado con fuerza. Los sondeos cifran en más de un 80% su popularidad. Los dos partidos mayoritarios, que se habían alternado en el poder hasta ahora, prácticamente están destruidos. Nuevas Ideas, la formación que creó Bukele para concurrir a las elecciones pasadas, en 2019, ha aglutinado todo el poder. Las calles están repletas de su propaganda, mientras que es casi imposible encontrar un anuncio de la oposición. Pareciera que rige una política de partido único. Los salvadoreños le han dado la espalda a la política tradicional tras décadas de incompetencia y corrupción.
Bukele se ha convertido en un fenómeno global. Sus años como publicista en una empresa de su padre, un hombre rico de origen palestino, lo enseñaron a venderse a sí mismo como una marca. Y funciona. Sus vídeos en redes sociales tienen calidad cinematográfica y muestran un país que a menudo cuesta reconocer. Las tomas aéreas de la megacárcel que ha construido para albergar a supuestos terroristas han sido vistas por millones de personas alrededor del mundo. En esos publirreportajes él siempre luce impecable, con una barba perfectamente perfilada, repeinado y con unos vaqueros y una gorra hacia atrás que le dan un aire juvenil. Una docena de asesores venezolanos que trabajaron con Juan Guaidó, el presidente interino de Venezuela nombrado por Estados Unidos, se ocupan de moldear su imagen.
Le han salido imitadores en la región. El nuevo presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha prometido aplicar las políticas de El Salvador para frenar la ola de homicidios y violencia que azota su país. Por el momento, ha anunciado la construcción exprés de dos penales para albergar pandilleros. A Bukele, si se mide el éxito por su popularidad, le ha funcionado. Ni siquiera ha tenido que hacer campaña para estas elecciones, solamente bombardear de propaganda sus redes sociales. Se deja ver muy poco y cuando lo hace es para aparecer en entrevistas con youtubers acríticos. Incluso algunos padres que tienen a sus hijos encerrados en esas prisiones, de las que cuesta un mundo salir porque se viola el debido proceso, votarán este domingo a Bukele con los ojos cerrados. A día de hoy, nada se interpone entre él y el poder absoluto.
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