La llegada de Petro abre una nueva era en las relaciones entre Caracas y Bogotá

La apertura de la frontera es el primer paso para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, la reinauguración embajadas y consulados y la conexión por vía aérea de ambos países

Fotografía de archivo fechada el 19 de noviembre de 2020 que muestra a un grupo de ciudadanos venezolanos que cruzan el caudal del río Táchira, en un intento por llegar a Cúcuta (Colombia).Mario Caicedo (EFE)

El anuncio de la reapertura de la frontera con Venezuela que ha hecho el recién elegido presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha causado una enorme satisfacción entre los empresarios de ambos países, especialmente los fronterizos, y ha sido tomado como un gran gesto por el Gobierno chavista de Nicolás Maduro. Se concreta una noticia que tiene rato siendo esperada por los sectores empresariales y el enjambre económico bina...

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El anuncio de la reapertura de la frontera con Venezuela que ha hecho el recién elegido presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha causado una enorme satisfacción entre los empresarios de ambos países, especialmente los fronterizos, y ha sido tomado como un gran gesto por el Gobierno chavista de Nicolás Maduro. Se concreta una noticia que tiene rato siendo esperada por los sectores empresariales y el enjambre económico binacional, que han tratado de persuadir a las autoridades locales para levantar las restricciones mutuas. Al mismo tiempo, la medida otorga una dosis adicional de oxígeno un Gobierno aún asediado por las sanciones internacionales.

La normalización de las relaciones con Venezuela era algo que llevaban todos los candidatos colombianos en sus programas. Ese paso lo ha dado Petro y hubiera pasado lo mismo con Rodolfo Hernández, que hizo mucho énfasis en volver a dialogar con Caracas. También era una propuesta del candidato del centro, Sergio Fajardo, y hasta Fico Gutiérrez, la opción de la derecha, hablaba de una reapertura comercial. Había consenso en que había que lograr un deshielo entre dos naciones hermanas. Eso sí, Petro lanzó un mensaje claro al hablar en primer lugar con el presidente de Estados Unidos, y más tarde, después de haberlo hecho con una ristra de mandatarios latinoamericanos, ponerse al teléfono con Nicolás Maduro.

La porosa frontera de ambas naciones ha estado intermitentemente cerrada desde agosto de 2015, después de una decisión de Caracas. Fue el colofón de una creciente tensión entre Maduro y los presidentes colombianos Juan Manuel Santos e Iván Duque. Los pasos fronterizos del estado Táchira con el departamento de Norte de Santander, en el eje San Cristóbal-Cúcuta, que llevan consigo la mayoría del comercio binacional, tienen varios años clausurados para vehículos –hoy hay paso peatonal, que en otros momentos ha estado restringido–. El presidente Duque fue muy activo en el intento de crear un “cerco diplomático” sobre Venezuela que acabara en el derrocamiento de Maduro. Llegó a decir, con un tono épico, que a Maduro le quedaban horas de dictadura cuando surgió la figura de Juan Guaidó como presidente alternativo. Esa vía ha resultado ser un fracaso.

La medida anunciada por Petro parece el pórtico para determinar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, una inusitada circunstancia después de siete años de malquerencias. Se comenta con insistencia que la aerolínea colombiana Avianca plantea retomar sus vuelos habituales a Caracas en pocos meses. “Este distanciamiento, las tensiones de estos años, el hecho de no tener consulados ni embajada, distancian la relación comercial formal entre ambos países. El comercio no se hace sobre el aire”, comenta Luis Alberto Russián, presidente de la Cámara Comercio Venezolano Colombiana, Cavecol, para quien la medida es una excelente noticia.

“El asentamiento del comercio formal abarata los costos transaccionales, la compra de insumos entre ambos países. Hay que trabajar para retomar canales, para ganarnos otra vez la confianza. Aquí gana la población, y esta medida coloca un reto al sector productivo nacional”. El directivo recuerda que, en 2008, la relación comercial en la frontera colombo-venezolana reportó montos cercanos a los 7.300 millones de dólares al año, y que en un año recesivo y pandémico como 2020, esta cifra se redujo a apenas 224 millones de dólares en medio de una diáspora masiva de venezolanos a tierras colombianas. “En 2021 levantó a 404 millones de dólares, y este año puede estar rondando los 800 millones”.

Seguidores de Petro celebran en Cali su victoria en las presidenciales, el domingo.STRINGER (Reuters)

Existen tramos de la frontera entre ambos países que en realidad son una única nación. Hay miles de ciudadanos que no son de acá ni allá, sino de los dos sitios. “La apertura fronteriza contribuye a la reactivación, permite a la población de la frontera volver a su cotidianidad”, afirma Russián. “Táchira, en Venezuela, y Norte de Santander, en Colombia, son dos estados complementarios, afines, casi mellizos, sus actividades están diseñadas para ambos mercados”. Afirma que sectores como los textiles, la producción de autopartes, la producción de vidrios y plástico, la agricultura y la ganadería podrían conocer una pequeña reactivación en Venezuela luego de años de contracción y devastación en un contexto de cierre fronterizo.

Giovana de Michele, internacionalista y académica de la Universidad Central de Venezuela, cree que el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países es inminente. “La reapertura de la frontera tiene sus ventajas, una de ellas el hecho de lo legal confronte y extinga a lo ilegal. El contrabando y las actividades ilícitas han ganado mucho espacio luego del cierre fronterizo. Lo malo es que Venezuela tiene destruido el aparato productivo, no tiene capacidad para poner todos sus productos en Colombia. Una apertura de frontera debe tener medidas adicionales de promoción y protección de inversiones y seguridad jurídica” Habitualmente favorable a Venezuela hasta 1999, la balanza comercial entre ambas naciones se inclina totalmente a favor de Colombia durante los registros de los últimos 20 años.

“La apertura fronteriza significará un mayor dinamismo en el comercio de bienes, fundamentalmente en alimentos, insumos y piezas-partes para la agricultura y la industria”, observa el economista Rodrigo Cabezas, ex ministro de finanzas y académico de La Universidad del Zulia. “Es obvio que la actividad económica colombiana saldrá mucho más beneficiada que la local, que ha sido destruida por Maduro y no es competitiva”.

“Ese es un proceso largo”, ha advertido Petro sobre la reapertura de la frontera en declaraciones a la prensa. “Normalizar las relaciones no es de la noche a la mañana”, señaló. La idea es que el comercio de los alrededores se incremente y beneficie a las dos naciones. “Es lógico pensar que la apertura de la frontera con Colombia traerá beneficios al total de la economía local”, afirma Omar Zambrano, economista y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello. “Puede que sea temprano para tener cifras redondas. La normalización del flujo de mercancías, de personas, zonas laborales que están integradas entre los dos países es el más importante. Habría que ver cómo se enfrenta a las mafias económicas, de contrabando de gasolina, a los grupos delictivos de la zona, que han proliferado en este contexto de cierre”.

“Petro puede tener una aproximación inicialmente tímida a Maduro”, afirma De Michele, que cree que poco a poco el acercamiento se irá profundizando. El presidente electo ha ido cambiando sus posturas de izquierda dogmática hacia algunas más centradas. En campaña ha evitado hablar de Cuba y Venezuela para poner el acento en las relaciones con Chile y Brasil, en el caso de que gane Lula para crear un eje sudamericano progresista. Se ha dispersado tanto ese temor sobre Petro que ni siquiera sus rivales se lo han echado en cara esta vez. Su intención, al menos así lo ha expresado, es normalizar las relaciones con un país hermano que hasta ahora no existían por conflictos diplomáticos. Petro desea tener un acercamiento a Venezuela similar al del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. México, históricamente, practica el principio de no intervención en la política interna de otros países.

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