“Lo más grave ha sido la participación en política del presidente hacia abajo”
La directora de la Misión de Observación Electoral, Alejandra Barrios, habla sobre la tensión y los escenarios para el próximo domingo
Alejandra Barrios (Cali, 1969) es la directora de la Misión de Observación Electoral de Colombia (MOE) y no oculta la incertidumbre con la que espera el próximo domingo, cuando se celebrará la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia. Esta no es una incertidumbre como las de siempre en una contienda electoral. Como millones de colombianos asiste a unas elecciones que se han caracterizado por denuncias de ...
Alejandra Barrios (Cali, 1969) es la directora de la Misión de Observación Electoral de Colombia (MOE) y no oculta la incertidumbre con la que espera el próximo domingo, cuando se celebrará la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia. Esta no es una incertidumbre como las de siempre en una contienda electoral. Como millones de colombianos asiste a unas elecciones que se han caracterizado por denuncias de posible fraude, narrativa de golpe de Estado y conspiración, pero también enormes fallas de la Registraduría. Unas elecciones en las que, dice mientras se frota la cara, por primera vez en Colombia se “han puesto en cuestión los resultados electorales”.
Sentada en su oficina de la MOE en Bogotá revisa lo datos de Pilas con el Voto, la plataforma que tiene esta Misión para recibir denuncias de compra de votos, algo histórico en el país. Sin embargo, este, que siempre fue uno de los problemas más visibles durante las elecciones, hoy es solo uno de ellos. Esta vez han encontrado una fuerte participación de empresarios constriñendo a sus empleados para que voten por determinados candidatos, líos para acceder a la veeduría sobre el software y “muchísima participación en política desde el presidente hacia abajo”.
Pregunta. ¿Por qué cree que hay tanto ruido alrededor de estas elecciones?
Respuesta. Es connatural que en un proceso electoral haya un ambiente caldeado y se presenten tensiones, eso no solo pasa en Colombia, pero nosotros no habíamos pasado por la puesta en cuestión de los resultados electorales ni de la realización de las elecciones. Eso es nuevo.
P. ¿A qué lo atribuye?
R. Puede tener varias explicaciones. Una se relaciona con la certeza acerca de los resultados electorales debido a los problemas que se presentaron en las elecciones al Congreso de la República. También desde el año pasado se venía escuchando una narrativa de posible fraude electoral, que es algo que viene desde las elecciones de 2018. Sin embargo, esos temores habrían quedado sin fundamento si no se hubieran presentado errores en la Registraduría.
P. ¿Cree que lo que ocurrió el 13 de marzo (donde no se contaron inicialmente 600.000 votos) es el centro de la desconfianza de hoy?
R. Las autoridades electorales no dieron las explicaciones oportunas sobre la diferencia entre transmisión de datos y el preconteo. Cuando eso pasa, el vacío de información se llena con lo que la gente tiene a mano, con rumores, interpretaciones, incertidumbres. Luego, cuando lo empezaron a explicar fue muy tarde. Para algunos sectores lo que quedó en el imaginario es que se intentó hacer fraude y lo descubrieron; mientras del otro lado, creen que se hizo y se consolidó porque “hay votos que desaparecieron y aparecieron”. Explicar que no es así, sino que hay un proceso de escrutinio, es difícil. Eso nos tiene donde estamos, que es a las puertas de una primera vuelta llena de incertidumbres y desconfianza.
P. ¿Este ambiente tiene que ver también con la posibilidad de que la izquierda llegue a la Presidencia?
R. Un factor es lo que pasó en las legislativas, pero el otro es que hay un nerviosismo en el ambiente porque es la primera vez en este siglo y, desde finales del pasado, que existe la posibilidad de un cambio de signo político de 180 grados y de que el Gobierno provenga de una candidatura que no pertenece al establecimiento. En Colombia no ha habido alternancia de poder de signo político, acá ha habido alternancias de poder partidista, pero todos del establecimiento. Y lo que estamos viviendo es un temblor, los efectos de una posible modificación de las placas tectónicas del poder de este país, donde lo primero fue la recomposición del Congreso. Este cambio de poder ha venido acompañado también de una nueva agenda. Siempre había sido la seguridad y los grupos armados ilegales; hoy es diferente, se habla de temas económicos, de pobreza, de desempleo. Siempre era negociación de paz o no, ahora se habla de pensiones, sistema de salud.
P. La confianza en el sistema electoral está fracturada. ¿Qué papel ha jugado el registrador?
R. A diferencia de otros procesos electorales no se está trabajando sobre un capital que es tener confianza, sino en la recuperación de la misma. No creo que eso se logre de acá al 29 de mayo. La única manera de volver a cimentarla es que todo funcione como un reloj suizo este domingo. Ni la página web se puede caer, tiene que estar clara la información de Infovotantes, el censo electoral debe ser transparente, transmisión de resultados impecables. Si algo falla, cualquiera de las otras narrativas y miedos razonables pueden ser graves.
P. ¿Cree que hay posibilidades reales de fraude el domingo?
R. Siempre se ha hecho fraude en las elecciones en Colombia, porque fraude es la compra de votos. En el país hay diferentes escenarios de fraude: tiene que ver con la trashumancia electoral, con la compra de votos, con la oferta de bienes y servicios del Estado para favorecer candidatos, con la participación en política de funcionarios públicos. Todo eso es fraude porque altera la voluntad de los ciudadanos. Pero otra cosa es un fraude masivo que sea capaz de modificar resultados.
P. ¿Y eso cómo ocurriría?
R. Eso es otro negocio, otra dimensión. Significa que deberías tener la capacidad de modificar resultados en un volumen importante aún con testigos electorales mirando la votación, y con la información de las votaciones mesa a mesa, que se sube desde ese mismo día en la página web de la Registraduría y al cual acceden los observadores electorales nacionales e internacionales y los partidos.
P. ¿Entonces esa posibilidad de fraude masivo existe?
R. Nosotros no la vemos, pero donde interviene tecnología y seres humanos, cualquier cosa podría pasar. Yo no quiero dejar un voto de desconfianza, sí señalar que el sello de 100% de confianza lo tiene que dar la Registraduría.
P. En relación con el software electoral, ¿hay algún tipo de preocupación?
R. Ese es uno de los temas donde ojalá haya muchísimo mayor cuidado por parte de la Registraduría, porque lamentablemente no hubo ningún tipo de auditoría independiente a ninguno de los softwares. La auditoría que pedía el Consejo Nacional Electoral era internacional, pero en realidad lo que pedían era una independiente. Querían tener sus propios elementos de juicio. El CNE es el que tiene la mayor responsabilidad porque declara quién gana. Y para eso, en este contexto con tanta desconfianza y presiones de senadores y expresidentes, era una acción completamente responsable tener una auditoría del CNE en caso de cualquier duda ante los resultados.
P. Tampoco se conoce la auditoría que hizo la Registraduría.
R. Por eso la que quería el CNE tenía el valor de dar tranquilidad y garantías a los partidos políticos. Ojalá tengamos unos resultados que sean aceptados por las diferentes organizaciones políticas, porque si entramos nuevamente a la desconfianza frente a los resultados no habrá quien diga ojo, nosotros tenemos también esta auditoría y podemos dar fe de que eso está bien y que los procedimientos de esos softwares son los que dan cuenta realmente de los votos de los colombianos.
P. ¿Es importante que los resultados no sean muy estrechos?
R. Sí, esa es la pesadilla de todos.
P. ¿Cuál es el peor escenario?
R. El peor escenario es que falle algo en la Registraduría. Nada puede fallar. Nada. El piso sobre el cual soportan las columnas de la confianza lo construye la Registraduría ese día. Si ese día algo sale mal, no importa todo el trabajo que hiciste, lo que se está viendo es lo que salió mal. Y el segundo escenario es con resultados estrechos, con diferencias de dos puntos. Ahí ya depende mucho de la confianza de los candidatos para conceder victoria.
P. ¿Teme que alguno no los acepte?
R. Si eso pasa, debe haber algún mensaje muy claro del Consejo Nacional Electoral a las comisiones escrutadoras a nivel municipal y zonal para que se recuenten los votos, pero en ese nivel, porque no existe el recuento de votos nacional. Eso debe ser rápido porque en tres semanas tienes las siguientes elecciones, la segunda vuelta.
P: ¿Qué puede pasar en Colombia si falla algo?
R. A todos nos preocupa mucho. Venimos de un estallido social que nos sorprendió a todos y no tuvo una resolución adecuada. Eso podría ser un detonante. El mayor miedo es que puedan presentarse temas de orden público y no estoy haciendo referencia a que gana uno u otro candidato. No importa de qué lado, porque la rabia que hay no corresponde a una sola corriente política. La gente puede salir a la calle a expresar una frustración contra el sistema, no necesariamente por apoyo a su candidato. Hay una desazón contenida y eso a veces se expresa en las urnas y otras, en la calle.
P. ¿Qué ha sido lo más grave que han encontrado en este proceso electoral?
R. Han ocurrido muchas cosas graves. El tema de participación política es completamente inaceptable y la resolución que se le ha dado a ese tema ha sido equivocada. No todo ha sido culpa de la Registraduría, aquí todo el mundo parece que está jugando para que esto salga mal. Me refiero a la Procuraduría y a las intervenciones del Gobierno nacional. ¿Qué es importante, la generación de confianza o subirse al ring del debate electoral? Hay una responsabilidad de todos los funcionarios públicos del presidente para abajo y es tener un mayor nivel de tolerancia.
P. ¿Le faltó esa responsabilidad al presidente?
R. En una campaña electoral, obviamente la gestión gubernamental está puesta sobre la mesa, porque habla de continuidad o de ruptura. El presidente debe entender que así funcionan los procesos electorales y que por eso mismo tiene una mayor responsabilidad y debe guardar silencio.
P. ¿Alguna práctica inédita en estas elecciones?
R. Nos ha sorprendido mucho el tema de los empresarios diciéndoles a sus empleados qué deben votar. Eso es algo inédito o por lo menos nunca lo habíamos visto. Es como de la época de la esclavitud. Por otro lado, los discursos de odio y sobre todo el racismo, sexismo y clasismo.