Las otras caras del Plan E
La fachada del cuartel de Conde Duque está cubierta por una lona amarilla. Su estructura ha quedado al aire libre porque lo están reformando. En el interior, un centenar de trabajadores recorren los andamios. La obra tiene que estar lista antes de que termine el año. Es uno de los proyectos incluidos por el Ayuntamiento de Madrid en el Fondo Estatal de Inversiones Locales (FEIL), el llamado plan E.
La foto que acompaña esta información fue tomada ayer a 2.300 kilómetros de Berlín. Esta pequeña Puerta de Brandemburgo, aún en construcción, está en Torrejón de Ardoz, al lado de una Fontana de Trevi aún sin agua, instalada muy lejos de Roma. El plan estatal para el Estímulo de la Economía y del Empleo (Plan E) ha generado 1.241 obras en toda la región.
P. G. M. tiene cinco años y una minusvalía del 65% que le obliga a ver periódicamente a un neurólogo en el hospital Niño Jesús. No anda. No habla. Padece una parálisis cerebral y un retraso madurativo que le acompañarán durante toda la vida.
Alfonsa Chamorro sólo pisó dos veces las instalaciones de Uralita: una para ir a la piscina que la empresa construyó para las familias de sus empleados en Getafe y otra para una fiesta. "El problema es que cada noche dormía junto a mi marido, que llegaba de la fábrica impregnado de esa porquería". La porquería, el amianto, le mató a él hace 21 meses.
La M-30 se convirtió ayer al mediodía en una ratonera para miles de conductores. Un camión que transportaba una grúa chocó a las dos de la tarde con un panel luminoso en Méndez Álvaro. Esto motivó que se cortara la vía casi tres horas hasta que los bomberos desmontaron la señal.
La lluvia golpea el hangar. Alguna gota se filtra por el techo para caer sobre el ala de un Miles Falcon Six. Carlos Valle se pasea entre una veintena de aviones, inspeccionando que las calzas estén bien encajadas, las lonas cubriendo las cabinas. En la sala de exposición del museo volante de Cuatro Vientos no caben más modelos.
Mary Carrillo, una de las grandes de la escena española, fallecida el pasado 31 de julio, volvió ayer a las tablas que tantas veces pisó cuando vivía. Lo hizo en el recuerdo de los cientos de espectadores que llenaron la platea del Teatro Español, que lloraron mientras contemplaban sus fotos con la música de fondo del piano de Alicia de Larrocha, recientemente desparecida.
PATRICIA ORTEGA DOLZ | Madrid
El director del festival de animación confía plenamente en la española 'Planet 51'