Decir que el mundo vive un tiempo de cambios suena casi tibio ante los aplastantes efectos de la crisis actual. La depresión económica lo contagia todo y poco a poco parece provocar, en paralelo, una depresión anímica del conjunto de la sociedad.
El Rijksmuseum de Ámsterdam vivió ayer una de las jornadas más agitadas que se recuerdan en la sede de la colección nacional de arte. Y no fue por las obras de remodelación, que suman un nuevo retraso y se prolongarán en principio hasta 2012. El problema era el origen de uno de sus cuadros, Recodo del Herengracht.
AURORA INTXAUSTI | Madrid
JUAN ÁNGEL VELA DEL CAMPO