"Somos los hijos de la Tierra y no sus dueños"
La fruta -piña y sandía- se queda en el plato. Adolfo Domínguez no puede hablar con pasión y comer. Y cuenta apasionadamente, en el hotel de Sevilla en el que Al Gore predica la lucha contra el calentamiento global, cómo forjó su visión del mundo que le rodea.