Estilos
La contracultura como marca
Todo cambió en 1959, cuando el publicista Bill Bernbach recibió en su agencia, la mítica DDB, el encargo de una campaña para Volkswagen en EE UU. La compañía alemana era percibida, además de como un residuo de la Alemania nazi, como la empresa que fabricaba coches pequeños, de formas peculiares, mecánica convencional y, sobre todo, que se repetían año tras año, en contra de la lógica de Detroit de forzar en el público la necesidad de adquirir un modelo cada 12 meses.