Está un poco descolorido pero es un número dos el que cierra la cifra de un año, el 1532, escrito en un trozo de papel, pegado a su vez con lacre en una pared forrada de madera y situado sobre la cabeza del mercader Georg Gisze en el retrato que le realizó Hans Holbein, el Joven, en las paredes de la Gemäldegalerie de Berlín.
Banderas, números, letras, mapas, dianas... seis décadas en la cima del arte de vanguardia han servido a Jasper Johns para dar, con cada una de sus obras, un nuevo sentido a símbolos conocidos, cotidianos. Quizá también para descargarlos de su significado original y convertirlos en referentes estéticos, en espacios de reflexión.
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