Profesional, fría, distante y con un chicle en la boca
Cuando se abrió la puerta, ella estaba sentada en penumbra ante un cartel de la campaña de Mango de la temporada de otoño-invierno. Tiesa como un palo, y con un gesto muy estudiado, no levantó la mirada ni para saludar. Ni siquiera dijo un cortés "hola".