Se busca corazón como una nuez
Carmen acerca su oreja al pecho de su hija Andrea, que tiene seis meses, y se le dibuja una sonrisa. Escucha el latido de su corazón recién trasplantado. Un corazón del tamaño de una nuez que le ha devuelto la vida. El pasado mes de septiembre le detectaron una miocardiopatía dilatada. Necesitaba un trasplante, pero en su pequeño tórax sólo cabía otro corazón minúsculo.