Emilio Botín, presidente del Santander, no habló ayer sólo como máximo responsable del mayor banco español y el cuarto por beneficios del mundo. Durante la presentación de resultados de la entidad, se arrogó el liderazgo y casi la representación del sector para aclarar el problema de la caída de los préstamos.
La recesión dio su primer zarpazo a la actividad inmobiliaria, hizo presa en las fábricas de automóviles y muerde ya los tobillos del sector servicios. La última entrega de estadísticas (expedientes de regulación de empleo, producción industrial y concursos de acreedores) confirmó ayer lo que ya pregonó el Banco de España: la crisis golpeó con dureza en el último trimestre de 2008, con graves consecuencias en el empleo y la actividad empresarial.
La industria alemana cae a toda velocidad; la española y la del resto de Europa están peor aún. Los tipos rozan el 0% en EE UU y Japón, y Reino Unido los bajó ayer al 1%, el menor nivel en más de 300 años de historia.
En junio de 2008, el Ministerio de Industria decidió poner en práctica una nueva idea: pasar de bimensual a mensual el recibo de la luz. Iba a ser una medida a favor de los usuarios. Supondría más control sobre la energía consumida, un incentivo para ahorrar y más facilidad para calcular el gasto fijo de cada hogar al mes.