Se extiende la huelga de saliva
Por negarse a abrir la boca, 500 euros. Benjamin Deceuninck, un agricultor de 26 años, es uno de los integrantes de un nuevo movimiento de insumisión en Francia. Un centenar de personas militan ante los tribunales del país vecino para preservar la intimidad de su ADN, la información genética que permite identificar a una persona con una seguridad casi absoluta.