El gas letal hubiera matado a cientos, miles de personas. Hubiera sido la "segunda ola" que temía la Administración norteamericana después de los ataques terroristas del 11-S. Al Qaeda planeaba atacar el metro de Nueva York en 2003. Pero cuando faltaban 45 días para el golpe de terror, el número dos de Osama Bin Laden, Ayman al Zawahiri, canceló la operación.
Tropas de EE UU e iraquíes establecieron ayer un control especial en el sur de la ciudad de Ramadi para frenar los movimientos de la insurgencia, que se ha hecho fuerte en esta ciudad, en cuyo interior no se aventuran los efectivos estadounidenses. El Ejército estadounidense aseguró que la operación no suponía el asalto de Ramadi, sino un intento de "aislamiento" para evitar que los insurgentes reciban ayuda del exterior.
A un paso del acuerdo que pondrá punto final, o al menos un paréntesis, a la encarnizada pugna que sostienen Hamás y Fatah por el poder político. Así definieron ayer la coyuntura dirigentes de ambos partidos, que negocian desde hace semanas el documento que reconoce la legitimidad de Israel y que el presidente Mahmud Abbas quiere someter a referéndum el 26 de julio.
LAURA LUCCHINI | Milán
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MANUEL DÉLANO | Santiago
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