RICARDO M. DE RITUERTO | Bruselas
Francia y Alemania hablaron ayer de amenazadora crisis internacional después de que Teherán insistiera en que la decisión de reanudar sus investigaciones nucleares es irreversible.
Mientras los delegados iraquíes reafirmaban su decisión de terminar de redactar la Constitución a mediados de este mes, dentro del plazo previsto, el nuevo embajador estadounidense en Bagdad perfiló el lunes en su primera rueda de prensa un plan para la retirada gradual de las tropas de Washington.
Nada de grandes funerales de Estado, con llantos. El islam suní wahabí que rige la sociedad saudí desde hace más de 70 años lo prohíbe. El rey Fahd fue enterrado ayer en la capital saudí como cualquier creyente anónimo.
En su primer encuentro con líderes musulmanes de Oldham (Manchester), el primero de los ocho que mantendrá este verano con representantes de la comunidad islámica, la secretaria de Estado de Interior, Hazel Blairs, aseguró que nunca había apoyado cacheos en los transportes públicos con criterios raciales.
Lo que parecía en principio una nueva tragedia de la aviación comercial quedó en un gran susto. Un avión de Air France quedaba envuelto en llamas pasadas las cuatro de la tarde (las diez de la noche en la España peninsular) cuando aterrizaba en el aeropuerto internacional de Toronto (Canadá), procedente de París. A bordo del Airbus 340 viajaban 309 personas, según informó Steve Shaw, responsable del aeropuerto. Todos salvaron la vida.
El Ejército de Sudán tomó ayer las calles de Jartum, capital del país, tras el estallido de violencia en el que han fallecido 46 personas, tras conocerse el lunes la muerte en un accidente aéreo del vicepresidente y ex jefe rebelde del sur, John Garang.
Sabine H., la mujer de 39 años detenida como presunta homicida entre 1988 y 1999 de nueve de sus hijos recién nacidos en Francfort del Oder, en el este de Alemania, en la frontera con Polonia, se confesó autora de la muerte de los dos primeros y no recordar el resto.