CATÁSTROFE EN ASIA
El número de muertos no para de aumentar. Ayer, el Gobierno de Sri Lanka superó oficialmente la barrera psicológica de los 30.000 y cifró en 30.196 las víctimas mortales de esta tragedia. Pero conforme pasan los días crecen las voces que piden que la atención pase de los muertos a los vivos, sobre todo porque son los más pequeños los que ahora necesitan un apoyo mayor.
El Ejército indonesio, que ha gobernado esta inestable provincia durante 30 años, debería haber podido movilizar fácilmente una operación de socorro después del 26 de diciembre, día de la catástrofe que barrió del mapa la capital provincial.
La ayuda europea
La UE ya se ha comprometido a entregar al menos 240 millones de euros a los países asiáticos afectados por la tragedia, pero la cifra "aumentará en los próximos días", según anunció ayer la Comisión Europea, que tiene desplazados en la zona a decenas de expertos en ayuda humanitaria.
La reacción en EE UU
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y sus dos predecesores, su padre, George H. Bush, y Bill Clinton, sumaron ayer fuerzas para hacer un llamamiento urgente al pueblo estadounidense y al sector privado para que "contribuyan todo lo que puedan" a ayudar a las víctimas del tsunami.
Testimonios
PERE RUSIÑOL | Madrid
Los testigos del maremoto difunden al mundo sus testimonios a través de Internet
Los españoles
J. M. MUÑOZ | Madrid
La turista madrileña Esther Alonso describe la incertidumbre tras la llegada del maremoto en una remota isla de Tailandia
La insurgencia iraquí se está empleando a fondo para impedir la celebración de las elecciones previstas para el 30 de enero. Ayer los rebeldes mataron al menos a 24 personas en varios atentados en el llamado triángulo suní y en Basora, en el sur de Irak.
El ministro francés de Justicia, Dominique Perben, presentó ayer los grandes ejes de la reforma constitucional que Francia se dispone a adoptar por vía parlamentaria antes de someter a referéndum la Constitución europea.
El Gobierno peruano dio a los militares sublevados y atrincherados desde el sábado en un puesto policial en el sur del país hasta las 7.30 de hoy (13.30 hora peninsular española) para deponer las armas. El ultimátum se produjo a última hora de una jornada confusa.