A casa, de paquete
JAVIER DEL PINO | Washington
Extrañamente, Charles McKinley pensó que lo único que le haría falta para el viaje era un teléfono móvil. Nunca se le ocurrió que, metido en un cajón de madera y facturado como paquete para cruzar EE UU en avión de carga, un teléfono móvil sólo era un síntoma más de una evidente insensatez. Al margen de que no hubiera cobertura.