Bañándose con el chapapote
MARIBEL MARÍN / J. DELGADO | San Sebastián / Santander
En el litoral cantábrico, la gente se ha acostumbrado a convivir con el fuel del Prestige. Hasta tal punto que, para algunos, lo de menos es tenerlo pegado cada día en los pies. Lo de más, cuestiones de pura terminología: "¿Chapapote? ¡Qué manía! Aquí siempre se ha llamado galipó".