El Ministerio del Interior belga difundió ayer datos sobre un grupo de inmigrantes ilegales chinos, similar en edad y número a las 58 víctimas del camión de la muerte localizado el lunes en Dover, que salió del país en abril. Su presencia se descubrió en una casa de la ciudad de Puurs y, tras ser detenidos e interrogados, los servicios belgas de inmigración se limitaron a ordenarles que abandonaran el territorio Schengen (que elimina los controles fronterizos en varios países de la Unión Europea). "Los pusieron en un tren con rumbo a Amberes", señaló el portavoz belga.
"Durante todo el trayecto, les permitieron telefonear a sus familias para decirles dónde estaban. Recibimos su última llamada el domingo, y nos dijo que estaba en Holanda y que esa noche tenía previsto embarcar hacia Reino Unido"
Dos hombres, padre e hijo, resultaron ayer heridos en una explosión en su casa de Belfast, en la zona católica de la capital norirlandesa. No es un episodio raro en una provincia donde varios grupos disidentes continúan usando las armas. Pero el ataque de ayer adquiere relevancia tras la amenaza realizada la víspera por el principal grupo paramilitar protestante, Luchadores por la Libertad del Ulster, de romper el alto el fuego. De confirmarse esta ruptura, será una nueva amenaza al proceso de paz. Y la tensión sube cuando está a punto de empezar la temporada de desfiles.
La independencia de la provincia canadiense de Quebec es imposible, según el primer ministro de Canadá, Jean Chrétien