La lucha entre Harris y Trump divide a Silicon Valley
Elon Musk encabeza los esfuerzos para que el expresidente vuelva a la Casa Blanca, mientras que Reed Hastings, de Netflix, y Mark Cuban empujan por la continuidad demócrata
Por si quedaba alguna duda, Elon Musk demostró esta semana que está comprometido a que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca. El magnate tecnológico prestó X, su plataforma digital, para que el candidato republicano aireara las principales propuestas de su campaña. Entre estas, la deportación de millones de inmigrantes ilegales y apostar por los combustibles fósiles, lo que pareció no inmutar a su anfitrión, un empresario que ha hecho su fortuna con los autos eléctricos. “Hay que elegir el camino correcto y tú eres el camino correcto”, le dijo Musk a Trump como cierre de la charla.
Musk, quien había donado a campañas de ambos partidos, lidera ahora el grupo de empresarios tecnológicos que abrazan al aspirante republicano. La llegada al ticket del senador J.D. Vance, nacido en la pobreza de Ohio y quien se convirtió en millonario al ser inversionista de riesgo en la firma Mithril de Peter Thiel, atrajo importantes nombres al proyecto de derechas. Los influyentes Marc Andreessen, uno de los fundadores de Netscape, y Ben Horowitz, reyes del ecosistema de emprendedores de San Francisco, anunciaron que se sumarán al esfuerzo republicano con donativos millonarios (no han dado a conocer el monto ni a qué grupo lo destinarán).
Las cabezas de Andreessen Horowitz creen que la Administración Biden ha dañado el clima de negocios para las tecnológicas emergentes. Han criticado el exceso de regulación y la propuesta de la campaña demócrata de elevar los impuestos a las grandes fortunas. “El Gobierno propone un impuesto a ganancias que no han tenido lugar, lo que mataría absolutamente a las startups y a la industria de capital de riesgo que las financia”, escribieron en julio, antes de que Kamala Harris se hiciera con la candidatura.
El millonario Mark Cuban quiere cambiar la narrativa de que las políticas de Biden y Harris son nocivas para los emprendedores. Formó parte de un esfuerzo de convencimiento de los demócratas ante la comunidad de las criptomonedas. En una llamada virtual, celebrada esta semana, presentó a Chuck Schumer, el líder de la bancada en el Senado, quien prometió a la audiencia que su partido impulsará en la cámara alta antes de 2025 una ley favorable con las monedas virtuales.
Cuban, propietario de los Mavericks de Dallas y CostPlus, una compañía de medicamentos económicos, ha avalado el plan económico que Harris ha presentado este viernes, enfocado en bajar los precios de los alimentos y la vivienda. La estrategia se suma a otra iniciativa de Biden desvelada estos días, en el que la industria farmacéutica ha aceptado bajar el precio de diez medicinas para el corazón, la diabetes y el cáncer desde enero de 2026.
Trump se ha convertido en una figura seductora en Silicon Valley, faro del movimiento libertario. El estilo del expresidente tiene eco en un sitio que desea máximas libertades personales, pero un rol diminuto del Gobierno. Esto es lo que Musk ha citado para abandonar California y mudar sus empresas a Texas, en repudio de la cultura woke. El valle comenzó a registrar un cambio importante a finales de los 90. “La inversión de los capitalistas en las ideas de derechas les ha dejado dividendos, sin preocupación por convertirse de forma permanente en un partido minoritario. La libertad de mercado extrema, alguna vez considerada solo por los locos y desacreditada por los especialistas, se colocó en el centro del mainstream político”, escribe Malcolm Harris en su libro Palo Alto: A History of California, Capitalism and the World.
J. D. Vance probó recientemente que aún tiene poder en la Bahía de San Francisco, una ciudad en la que vivió y donde se definió como un conservador anti Trump antes de su irrupción en la política. Hace algunas semanas, fue el invitado especial a un evento de recaudación de fondos para Trump celebrado en Palo Alto, la meca tecnológica. El anfitrión fue Mike Belshe, el fundador de BitGo, una de las grandes empresas de criptomonedas. En junio, Vance ayudó a reunir 12 millones de dólares en la mansión de San Francisco de David Sacks, el socio principal del fondo de inversión Craft y quien dio un discurso en la Convención Nacional Republicana que ungió a Trump.
Pete Buttigieg, el secretario de Transporte de Estados Unidos, quien se ha convertido en un recurrido portavoz en favor de la Administración demócrata, explicó en pocas palabras lo que podría ser una contradicción. ¿Cómo un candidato como Trump, con debilidad por los autócratas, parece estar ganando apoyos en un bastión del progresismo libertario como San Francisco? “Lo hemos hecho parecer muy complicado cuando es muy sencillo: Son hombres muy ricos que han decidido apoyar al Partido Republicano, que tiende a tratar muy bien a los hombres ricos”, le dijo el funcionario al comediante Bill Maher en su programa de HBO.
Vance ha aumentado las posibilidades de reforzar las finanzas de la campaña con dinero de la industria tecnológica. Pero las posibilidades de Trump en California no se han movido un milímetro. Kamala Harris, que nació en Oakland y comenzó su carrera política en la Bahía, ha despegado en las encuestas de la entidad, que Biden ganó por cinco millones de votos en 2020.
Harris también ha recibido el apoyo del sector tecnológico. Unos 600 capitalistas de riesgo recaudaron 150.000 dólares a inicios de agosto en una conferencia vía Zoom, la forma predilecta de la campaña para sumar apoyos. La tercera parte del monto fue aportada por Ron Conway, un filántropo y socio fundador en el fondo Angel. “Conozco a Kamala desde hace décadas, es una luchadora, una líder y una defensora del ecosistema tecnológico desde el día que nos conocimos. Es, además, la mejor opción para derrotar a Donald Trump”, aseguró Conway.
El inversor Reid Hoffman, fundador de LinkedIn y quien ocupa asientos en los consejos de Microsoft, Blockstream y la empresa de autos eléctricos Aurora, es otro de los que se asomaron a la llamada virtual titulada VCs for Kamala. Hoffman, socio de la firma Greylock, ha dicho que Harris es “la mejor futura presidenta”. El inversionista ha sido blanco de críticas recientes, pues ha comenzado a sugerir algunos cambios a la eventual mandataria. Hoffman desea ver fuera de su cargo a Lina Khan, la cabeza de la Comisión Federal de Comercio, el regulador, que ha abierto casos antimonopolio contra tecnológicas, entre estas Microsoft.
Otro Reed, Hastings, el consejero delegado de Netflix, se mantiene como uno de los más sólidos pilares de Harris rumbo a noviembre. El ejecutivo es uno de los más veteranos donantes demócratas en cada ciclo electoral. Junto a su esposa, Patty Quillin, ha donado más de 20 millones al partido desde 2016. Hace cuatro años otorgó 1,5 millones a Joe Biden para auxiliarlo a sacar a Trump de la Casa Blanca. Estos profundos bolsillos también le han dado derechos. Hastings fue uno de los simpatizantes de mayor perfil en pedir al presidente apartarse de la carrera presidencial tras la actuación en el debate de Atlanta. Este finalmente lo hizo. Y tres días más tarde, Hastings volvió a abrir la chequera y estirar la mano con siete millones de dólares para Kamala Harris. “Hay juego otra vez”, dijo entonces.
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