Lila Abed: “La relación bilateral entre Estados Unidos y México es una de las pocas que afecta la vida diaria de millones de personas”

La internacionalista y excorresponsal de la Casa Blanca se ha convertido en la primera mujer y la persona más joven en dirigir el Instituto de México del influyente Wilson Center

Lila Abed.CORTESÍA

Disciplinada, perseverante y tenaz. La analista internacional Lila Abed demuestra con cada una de sus palabras que su pasión por México siempre ha estado latente. Bilingüe y bicultural, Abed (Houston, Texas, 1990), se reconoce como una mujer afortunada que ha dedicado su carrera profesional a estudiar la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Tiene un máster en Estudios Latinoamericanos y Gobierno por la Universidad de Georgetown, una licenciatura en Estudios Internacionales y Estudios Hispánicos por el Boston College, fue corresponsal en la Casa Blanca con la cadena colombiana NTN24, se acaba de convertir en mamá y ahora ha sido nombrada como la nueva directora del Instituto de México del Woodrow Wilson International Center for Scholars en Washington D.C.

Desde el otro lado de la pantalla, explica en una entrevista con EL PAÍS que su vida misma es producto de la relación bilateral entre los dos países. La internacionalista, ahora líder de uno de los centros de pensamiento más prestigiosos e influyentes de Estados Unidos, hace un balance sobre el comercio, la seguridad y la migración y alerta sobre un año electoral complejo para ambas naciones.

Pregunta. ¿Por qué decidió enfocar su carrera profesional en la relación bilateral entre México y Estados Unidos?

Respuesta. Desde muy joven, he tenido la fortuna de saber qué me atrae y apasiona. Aunque en ese entonces no sabía que me dedicaría a las relaciones internacionales, mi pasión por México siempre ha estado latente. Sabía que quería ayudar al país a avanzar en distintos rubros y a pesar de tener que salir de México a una corta edad por cuestiones de seguridad, siempre he tenido ese amor, y esa pasión por México.

Desde que llegué a vivir en Estados Unidos, comenzó a interesarme la relación bilateral entre ambos países. Entender la importancia de estos dos vecinos me llevó a estudiar una licenciatura, la cual luego se convirtió en una maestría. Nunca perdí de vista mi objetivo de convertirme en una experta en la relación México-Estados Unidos, lo cual se explica por mi propia experiencia de vivir, estudiar y trabajar en ambos lados de la frontera. He trabajado en el Gobierno mexicano y ahora estoy trabajando en el Gobierno estadounidense. Mi vida en sí ha sido producto de la relación bilateral, incluso en el ámbito personal, ya que me casé con un estadounidense y me gusta pensar que hasta mi hijo es producto de la relación bilateral.

P. ¿Qué aspectos de la relación bilateral entre ambos países le resultan más desafiantes?

R. Creo que la relación bilateral entre México y Estados Unidos es una de las pocas en el mundo que afecta la vida diaria de millones de personas. Lo que sucede en Estados Unidos tiene un impacto inmediato en México, y aunque quizá no en la misma escala, lo que ocurre en México también influye en los intereses estadounidenses. Hay tres temas fundamentales que siempre están marcados y son prioridades en la agenda bilateral: seguridad, migración y comercio. Creo que en estos temas hay una convergencia, porque si una parte no va bien, afecta de manera natural a los otros. Los Gobiernos pueden tener prioridades distintas, pero para proteger sus intereses necesitan estrechar lazos y fortalecer la cooperación bilateral.

P. ¿Puede darme un ejemplo?

R. El comercio es impresionantemente importante no solo para México y Estados Unidos, sino también para toda América del Norte, incluyendo a Canadá. El 1 de julio de 2020 entró en vigor el tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que sustituyó al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) y que desde entonces ha establecido una actividad comercial sin precedente entre los tres países. Las cuestiones geopolíticas de los últimos años, como la pandemia, la guerra en Ucrania y el conflicto en Medio Oriente, han provocado una relocalización de empresas a regiones geográficamente cercanas, fenómeno conocido como nearshoring. Esto ha beneficiado enormemente la actividad económica de México y sus socios norteamericanos.

El año pasado, México se posicionó como el primer socio comercial de Estados Unidos, con un comercio binacional que alcanzó casi 800.000 millones de dólares. Esto significa que la actividad comercial entre México y Estados Unidos va por encima de Canadá e incluso de China, algo que no había ocurrido en décadas. La actividad económica, desde las remesas que alcanzaron un récord de 63.000 millones de dólares el año pasado, hasta los millones de mexicanos que viven en Estados Unidos y las cadenas de suministro regionales, está profundamente interconectada gracias al T-MEC y su marco regulatorio y legal. Esto crea una interdependencia muy profunda entre México y Estados Unidos, haciendo que las dos naciones estén cada vez más cercanas.

P. ¿Qué pasa con la migración y la seguridad?

R. La migración y la seguridad son dos ejes centrales que, si no se abordan de manera conjunta y coordinada, pueden afectar negativamente otros temas en la agenda bilateral. La cooperación en materia de seguridad entre México y Estados Unidos es forzosamente necesaria. Aunque las prioridades pueden diferir en ambos lados de la frontera, los dos países deben trabajar juntos. Para México, un tema crucial es el tráfico ilícito de armas provenientes de Estados Unidos. Para Estados Unidos, la prioridad actual es frenar el tráfico ilícito de drogas, especialmente opioides sintéticos como el fentanilo. El combate al crimen transnacional, el financiamiento ilícito, las extradiciones y las cuestiones de ciberseguridad también son áreas que requieren una cooperación bilateral estrecha para resolver problemas tan amplios y profundos.

En cuanto a la migración, este es un fenómeno que ha dejado de ser solo bilateral para convertirse en un tema regional e incluso mundial. La única manera de abordarlo y enfrentarlo es a través de una manera coordinada entre Estados Unidos y México. Eso lo hemos visto en los últimos años. La interdependencia de ambos países es tal que no puede ser ignorada, sin importar la política exterior o la ideología política de los mandatarios en turno. Esta relación va mucho más allá, porque las economías de ambas naciones dependen significativamente de su interacción.

P. Como alguien que ha trabajado en el sector público mexicano, ¿cuáles considera que son los desafíos a los que las mujeres se enfrentan?

R. La elección de la primera mujer presidenta en la historia de México es una señal significativa de progreso. Sin embargo, aún persisten desafíos fundamentales en cuanto a la protección y los derechos de las mujeres en el país. A pesar de la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia, los niveles de violencia de género siguen siendo alarmantemente altos, con 10 a 11 mujeres asesinadas cada día por razones de género. Más del 50% de la población mexicana son mujeres, pero no contamos con las mismas oportunidades ni derechos que los hombres. México sigue siendo un país profundamente machista y patriarcal. Esta problemática requiere una solución multifacética, que incluya desde la educación hasta cambios legislativos y programas de prevención.

P. ¿Y cuáles son los retos en el entorno laboral?

R. En el ámbito laboral, las mujeres debemos esforzarnos más para demostrar nuestra capacidad. En algunas partes del Gobierno mexicano persiste la creencia de que, si una mujer ocupa un puesto, es porque tiene conexiones personales, como ser hija, hermana, amiga o amante de alguien influyente. Esta percepción no siempre es cierta y refleja la cultura machista que sigue muy viva en México. Hasta que esto no cambie, las mujeres tendremos que continuar luchando constantemente por nuestros derechos.

P. En las elecciones presidenciales de 2020 usted se convirtió en una voz de opinión importante para explicar lo que sucedía en Estados Unidos ¿Cómo fue este proceso?

R. Como experta en el sistema electoral de Estados Unidos, decidí utilizar mi cuenta de Twitter (ahora X) para compartir mi conocimiento y predicciones sobre lo que podría suceder en las elecciones. En noviembre de 2020, la contienda era entre Trump y Biden. Aunque inicialmente muchos pensaron que Trump había ganado, yo fui de las pocas voces que advirtió que aún quedaban votos por correo por contar. Finalmente, los votos que llegaron por correo fueron contabilizados, y Biden tomó la delantera por siete millones de votos. Desde un principio, anticipé que el proceso de conteo sería turbulento, lo cual se confirmó con el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. Fue un momento donde mis estudios, la investigación y experiencia académica se unieron en un contexto político muy complicado en Estados Unidos, permitiéndome posicionarme como una fuente fidedigna de la política estadounidense. Esto fue lo que me llevó a convertirme en corresponsal de la Casa Blanca para la cadena internacional NTN24.

P. En una coyuntura tan crítica para las relaciones México-Estados Unidos, ¿qué representa para usted ser directora del Instituto México en el Wilson Center?

R. Es un gran reto y un honor porque desde que era alumna en Georgetown, siempre he admirado el trabajo del Instituto México y del Wilson Center. Por eso, cuando era corresponsal de la Casa Blanca y mi antecesor me contactó para ver si quería entrar como directora adjunta, acepté. Dejé mi puesto como periodista y trabajé dos años como directora adjunta. Justo estaba de permiso por maternidad cuando me informaron que asumiría como directora interina a partir del primero de abril, en un año crítico para la relación bilateral.

Cualquier año es importante, pero 2024 lo es en particular porque coinciden las elecciones presidenciales en México y Estados Unidos. Entonces entré con dos meses hacia las elecciones del 2 de junio en México y en preparación ahora, a las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos.

P. ¿Cómo le ha ido?

Ha sido toda una aventura. Somos un equipo pequeño, pero estamos creciendo poco a poco. Es increíble tener los oídos del Congreso de Estados Unidos, la Casa Blanca, la Cancillería, el Departamento de Estado, el Departamento de Comercio, y poder reunirnos con agencias estratégicas fundamentales para la relación entre Estados Unidos y México. También hemos mantenido conversaciones con los candidatos presidenciales en México, y con los asesores de la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Nuestro objetivo es fortalecer los lazos bilaterales, facilitando la cooperación en temas de interés mutuo que requieren una coordinación mayor y efectiva.

También estoy muy contenta porque soy la primera mujer directora del Instituto México, coincidiendo con la elección de la primera mujer presidenta de México y también soy la directora más joven. Sin duda, mis antecesores han dejado una barra muy alta, y voy a esforzarme por igualar o incluso superar sus logros.

P. Donald Trump podría convertirse en presidente de los Estados Unidos otra vez y se dice mucho sobre cómo eso afectaría a México. ¿Qué opina al respecto?

R. Ya tuvimos cuatro años de Trump, y durante ese tiempo, los temas fundamentales en la relación bilateral permanecieron constantes. La retórica política puede variar y el tono y la implementación de las políticas pueden ser diferentes, pero los temas críticos como la migración, la seguridad y el comercio seguirán siendo prioritarios para ambos países. Es cierto que pueden surgir presiones en distintos rubros, pero creo que ambos candidatos presidenciales en Estados Unidos entienden bien la importancia estratégica de México para la economía estadounidense. En un momento en que tanto republicanos como demócratas buscan frenar la expansión de China a nivel mundial y en la región de América del Norte, es esencial profundizar la cooperación bajo el marco del T-MEC. Independientemente de quién ocupe la Casa Blanca, la relación entre México y Estados Unidos va a continuar.

Lo que sí te diría es que viene una revisión del T-MEC en 2026 y sí, creo que los líderes tanto de México como de Estados Unidos y Canadá tendrán que trazar una ruta en donde puedan presentar sus diferencias, pero también saber qué se van a abordar y cómo se van a integrar o solucionar. La presidenta electa Claudia Sheinbaum y el futuro mandatario estadounidense enfrentarán desafíos y oportunidades que tendrán que enfrentar de manera conjunta.

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