El programa electoral de los republicanos adopta la línea de mano dura con la inmigración que defiende Trump

El documento, de una veintena de puntos, promete sellar la frontera y la mayor deportación de extranjeros en la historia de Estados Unidos

Agentes estatales de Texas detienen migrantes tras haber cruzado la frontera, el 13 de junio en Mission.Adrees Latif (Reuters)

A falta solo de que sea refrendado la semana próxima en la convención nacional, que se celebrará en Milwaukee, el Partido Republicano de Estados Unidos ha dado los últimos retoques a su programa electoral, que incluye llevar a cabo la mayor deportación de migrantes de la historia del país en caso de que su candidato, Donald Trump, gane las elecciones del próximo 5 de noviembre. Temas candentes como el derecho al aborto, una de las principales bazas de los demócratas, o el matrimonio igualitario han quedado disimulados en el breve programa, que apuesta por “volver al sentido común” mediante una agresiva agenda legislativa destinada a poner patas arriba la inmigración, la economía y otras cuestiones, más perentorias que las ideas, de la vida de los estadounidenses.

Dedicada a los “hombres y mujeres olvidados de América”, el documento, adoptado por el Comité de Plataforma del Comité Nacional Republicano (CNR), suena como lo haría cualquier discurso de campaña de Trump y ofrece 20 promesas más parecidas a eslóganes que a conceptos. Los dos primeros puestos de la lista son para, en mayúsculas, “sellar la frontera y detener la invasión de migrantes” y “llevar a cabo la mayor operación de deportación de la historia de Estados Unidos”, como ha prometido tantas veces el candidato en sus mítines e incluso en sus comparecencias ante la prensa en las jornadas del juicio penal por el caso Stormy Daniels. El punto décimo del programa retoma su obsesión migratoria y equipara sin fundamento la llegada de extranjeros con la delincuencia y el crimen organizado: “Detener la epidemia de delincuencia migrante, acabar con los cárteles extranjeros de la droga, aplastar la violencia de las bandas y encerrar a los delincuentes violentos”.

La campaña de Trump ha reducido la plataforma del partido a este manual básico electoral de 20 lemas, que no aparecen explicados (el punto tres, “acabar con la inflación y que América vuelva a ser asequible”, tiene una formulación tan vaga como el resto) y que calcan las prioridades de su página web de campaña. Para ello, se ha distanciado claramente del polémico, y más farragoso —por conceptual— Proyecto 2025, un ideario ultraconservador ideado por centros de pensamiento republicanos como Heritage Foundation que para muchos constituye la espina dorsal de la nueva revolución conservadora.

En un intento de atraer a los votantes indecisos y moderados, el programa menciona una sola vez el aborto, en una declaración sobre la determinación del partido a proteger “la cuestión de la vida” que dice: “Nos opondremos al aborto tardío”, es decir, en plazos cercanos a las 16 semanas de gestación. En las pocas ocasiones en que a lo largo de la campaña se ha manifestado al respecto, Trump se ha mostrado partidario de dejar la regulación de la interrupción voluntaria del embarazo en manos de los Estados. El programa ya no hace referencia al “matrimonio tradicional”, entre un hombre y una mujer, como sí defendía la plataforma republicana en las campañas de 2016 y 2020.

Las guerras culturales sí están más presentes en el documento, en paralelo a su presencia en las aulas: por ejemplo, en la promesa firme de limitar la financiación federal de las escuelas que enseñan la denominada teoría crítica de la raza, “la ideología radical de género y otros contenidos raciales, sexuales o políticos inapropiados para nuestros niños” (punto 16), así como mantener “a los hombres [trans] fuera de los deportes femeninos” (17).

El programa carga todas las tintas en la habitual reivindicación nacionalista, “Estados Unidos primero”, de los mítines de Trump. El proteccionismo que el expresidente y candidato republicano pretende imponer si es reelegido en noviembre, con nuevos aranceles sobre la mayoría de las importaciones, se manifiesta en proclamas como “hacer de Estados Unidos el productor de energía dominante en el mundo, ¡y con diferencia!” y “detener la externalización [outsourcing] y convertir a Estados Unidos en una superpotencia manufacturera”, los puntos cuatro y cinco, respectivamente, del programa. La particular obsesión de Trump con los coches eléctricos —y la consiguiente competencia china—, manifestada extemporáneamente en muchas ocasiones, encuentra también acomodo en el punto 15 del documento: “Anular el mandato [de la actual Administración demócrata para impulsar la producción] de vehículos eléctricos y recortar la costosa y onerosa normativa”.

Más información

Archivado En