El perro que fue arrojado a un cazo de aceite hirviendo
La opinión pública por lo general está blindada contra el terror de vivir en México, pero el video del animal agonizando hizo que por unos días el país exigiera justicia
Confieso que no vi el video hace 100 días, lo evité a toda costa. Se repetía cada minuto en mi línea de tiempo en Twitter, aparecía también en Instagram, algunos noticieros censuraban el momento, otros elegían la violencia explícita, yo volteaba la mirada, me bastaba la descripción que escuchaba o leía: “El momento en el que un hombre arroja a un perro a un cazo de aceite hirviendo”. En este país de masacre...
Confieso que no vi el video hace 100 días, lo evité a toda costa. Se repetía cada minuto en mi línea de tiempo en Twitter, aparecía también en Instagram, algunos noticieros censuraban el momento, otros elegían la violencia explícita, yo volteaba la mirada, me bastaba la descripción que escuchaba o leía: “El momento en el que un hombre arroja a un perro a un cazo de aceite hirviendo”. En este país de masacres, fosas, fusilamientos, desaparecidos, el medidor de indignación es altísimo y la opinión pública por lo general está blindada contra el terror de vivir en México, pero este video hizo que por unos días el país exigiera justicia, que se indignara.
El 28 de mayo pasado, un hombre entró a la carnicería ‘Chuky’ ubicada en la calle Benito Juárez del pueblo San Pablo Tecalco, en el municipio de Tecámac, Estado de México. Sin más preludio, amenazó al dueño del negocio con matarlo si no lo cerraba en media hora. El comerciante, Óscar Ávila, no le creyó y siguió trabajando, pero luego de un rato el sujeto efectivamente volvió con un cuchillo en mano, se fue hasta el fondo del local e intentó atacar a Óscar, aprovechando que su ayudante había salido. Luego de forcejear y discutir, Sergio ‘N’ salió del local mostrando una pistola, reiteró su amenaza y, para rematar el ataque, arrojó a un perro que estaba allí al cazo de aceite hirviendo.
Sin saber bien qué hacer, Óscar y su ayudante sacaron al perro con un palo y un trapo —para no quemarse ellos mismos— y lo colocaron en la acera. A unos pasos de la carnicería, en una tienda de conveniencia, estaba el niño Roberto Martínez, dueño del perro atacado. Al escuchar al animal chillando salió a buscarlo, pero no pudo ayudarlo, estaba agonizando. Lo que vio fue demasiado para sus 11 años de edad, por lo que solo pudo correr hacia su casa a avisarle a su madre y resguardarse. El perro se llamaba Scooby y no pasaba el año de vida.
En menos de 48 horas, la secretaría de Seguridad de Ciudad de México detuvo a Sergio Morales en la alcaldía Coyoacán, acusado de la muerte del perro. Resultó ser policía capitalino, por lo cual tras su detención fue destituido de su cargo, se apresuró a informar el secretario Omar García Harfuch. Posteriormente, fue trasladado al Estado de México y, tras ser vinculado a proceso, fue ingresado al penal de Chiconautla como medida preventiva. En sus primeras declaraciones, Sergio ‘N’ justificó su acción bajo el argumento de que estaba ebrio cuando acudió a la carnicería.
100 días después, Sergio “N” no ha sido sentenciado y el dueño de la carnicería asegura que no le han llamado a ninguna audiencia, aunque la jueza había establecido un plazo de un mes para el cierre de la investigación. Buscamos a la Fiscalía mexiquense para saber en qué va el caso y por qué no ha recibido sentencia, pero sólo nos dijeron a través de Comunicación Social que “es un tema que está en etapa de investigación complementaria” y no pueden dar mayores detalles.
De todos los involucrados, al parecer el más resiliente es el pequeño Roberto. Nos dijo que cuando vio a Scooby sintió frío por dentro, pero con el paso de los días lo ha ido superando, ayudado por su reciente ingreso a la escuela y por sus otros perritos, que lo acompañan a todos lados. “Ya estoy bien”, declaró para esta columna.
Ya adoptó más perros, porque el abandono y maltrato animal parecen una constante, al menos en esa zona de Tecámac: a Scooby lo adoptaron porque el jefe de su hermano lo quería sacrificar, pues tenía dañado un ojo, así que Roberto lo rescató pidiendo que se lo regalaran; y ahora que él no está, adoptó a otra perrita que fue abandonada en la tienda de conveniencia cercana a la carnicería.
En el lugar donde el perro fue asesinado quedó un grafiti, hecho por el artista urbano Yeser Cruz, lo hizo a los pocos días, al menos aún permanece. Aparece Scooby con alas y con la leyenda “El dolor no solo quedó en mi piel, también en todos los corazones”.
100 días después aún no llega la justicia, las tragedias se nos acumulan, de ser hallado culpable, Sergio ‘N’ podría recibir una condena de entre tres y seis años de cárcel sólo por la muerte de Scooby; a lo que podría sumarse una condena por tentativa de homicidio contra Óscar Ávila, en caso de que sea procesado también por ese delito.
Aún evito el video, la historia contada ahora por el pequeño Roberto y por Óscar me parece suficiente.
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