Espectáculo y revictimización: los errores de los medios en el ‘caso Debanhi Escobar’

La oleada de desapariciones en Nuevo León ha evidenciado un tratamiento lleno de carencias de la violencia contra las mujeres

Periodistas entrevistan a Mario Escobar, padre de Debanhi, tras su visita a la Fiscalía de Feminicidios en Nuevo León.Gabriela Pérez (Gabriela Pérez)

Urgen debates en las mesas de redacción, en los equipos de producción de televisión y radio sobre cómo tratar los feminicidios en los medios para no hacer un espectáculo del crimen de género. En un país en el que hay un promedio aproximado de 10 a 11 feminicidios diarios importa definir cómo se aborda desde la ética y la empatía en los medios de comunicación: la responsabilidad en sociedad y en la reconstrucción del tejido social es mayor. En los ú...

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Urgen debates en las mesas de redacción, en los equipos de producción de televisión y radio sobre cómo tratar los feminicidios en los medios para no hacer un espectáculo del crimen de género. En un país en el que hay un promedio aproximado de 10 a 11 feminicidios diarios importa definir cómo se aborda desde la ética y la empatía en los medios de comunicación: la responsabilidad en sociedad y en la reconstrucción del tejido social es mayor. En los últimos días, el caso de Debanhi Escobar ha evidenciado cómo se tratan los feminicidios en la prensa, y quizás uno de los más visibles ha sido la línea de la espectacularización, sin embargo, el caso ha evidenciado otras líneas. Me gustaría detenerme en algunas de estas sobre cómo se ha tratado el caso y el papel que juega la prensa en este contexto de violencia en contra de las mujeres y las mujeres trans.

1. Los peligros de la espectacularización de los feminicidios

Quizás sea el más evidente: tiene la misma la gramática del espectáculo. Por ejemplo, en cómo formular encuestas, titulares, entrevistas que exhiben el caso a cambio de espectadores, clics, likes, morbo. El crimen queda en segundo plano, la búsqueda de justicia queda de lado, honrar la vida de la víctima queda fuera, lo único que persigue este tipo de línea editorial es que el medio de comunicación gane protagonismo antes que el servicio de informar. Por ejemplo, el periódico El Norte, lanzó esta encuesta: “Cree que la muerte de Debanhi Escobar fue por…? Homicidio 73%, Accidente 10%, No sabe 17%” ¿Cuál es la finalidad de una encuesta así? ¿Por qué es importante la opinión de la gente en la búsqueda de la verdad ante un crimen? O este titular, también de El Norte: “Feminicidios que han impactado en NL: repasa los crímenes que más alarmaron a regios”. El mayor peligro es que trivializan los feminicidios al mismo nivel que el espectáculo y más aún: los normalizan. Lo mismo se habla de la vida de una celebridad, la inauguración de una tienda que de un feminicidio.

2. Revictimización

Acá la víctima es responsable de su asesinato, puede incluso ser criminalizada por su misma tragedia. Por ejemplo, como pasó en Milenio Televisión con este comentario de Azucena Uresti al aire: “Por respeto evidentemente a la familia no voy a revelar lo que nos han dicho extraoficialmente respecto a qué tenía [Debanhi Escobar] al interior de la bolsa, pero creo que esto nos da una idea muy clara de lo que pudo haber pasado después”. Supongamos que es relevante lo que traía Debanhi en la bolsa, qué podría haber traído ¿condones, drogas? Los condones y las drogas la estigmatizarían, pero ¿cualquier estigma o cosa que trajera en la bolsa justificaría su asesinato? El problema con esta línea periodística que trata feminicidios desde la revictimización es que solo exhiben la impunidad de los crímenes: la víctima tiene la culpa, no la tiene el agresor y las autoridades no son responsables.

3. Cuestionar el vínculo familiar de quien busca justicia

Este quizás sea una de las líneas más extrañas en la falta a la perspectiva de género al tratar feminicidios, pero es común: cuestionar los lazos familiares o afectivos de quien busca justicia para la víctima, cuando ambos –familiar y víctima– son víctimas. Por ejemplo, en una entrevista en Telediario Monterrey, la muy conocida periodista María Julia Lafuente, propicia este diálogo con Mario Escobar, padre de Debanhi Escobar:

–Entonces usted no es el padre biológico.

–No.

–¿A qué edad se hizo cargo de ella?

–Déjeme aclarar, porque padre no es el que engendra sino el que cría.

–¿Y a qué edad se hizo cargo de ella?

–Al año cuatro meses.

¿Por qué, cruzando el duelo de su hija, Mario Escobar tiene que responder una pregunta como esta? ¿Dolería más la muerte de su hija y la búsqueda de justicia si Mario Escobar hubiese engendrado a Debanhi? Lo peor de esta línea que legitima según los lazos, es la nula empatía con la familia. Personas que en medio de un duelo doloroso se presentan ante los medios y se vulneran. En el caso específico de María Julia Lafuente y Mario Escobar, sería conveniente un periodismo con perspectiva de género, antirracista y anticlasista, otras formas de la empatía.

4. Las exclusivas

En cuestión de días aparecieron varias exclusivas en diversos medios. Exclusivas con las amigas de Debanhi, exclusivas con el chófer del Didi que la llevó. Titulares como “Amigas de #DebanhiEscobar quieren deslindarse de todo” o “Audios de #DebanhiEscobar revelan la verdad ¡Escúchala!” están también en la línea de la espectacularización de los feminicidios en los medios, pero, lo problemático de las exclusivas que se desprenden es que solo desvían de la información central: el único protagonista aquí es el medio de comunicación, no la información ni el crimen, mucho menos la víctima o sus familiares en un desolado duelo. Vender la nota, el capitalismo transparente, para acabar pronto.

5. Descartar el delito de feminicidio al aire, sin pruebas

Es común que se desestime un feminicidio sin investigaciones previas ni pruebas. En el caso de Debanhi ocurrió en varios medios que dieron por hecho que se trataba de un accidente. La misma María Julia Lafuente desestimó que fuera un feminicidio la muerte de Debanhi Escobar sin que la Fiscalía General de Justicia del Estado de Nuevo León haya hecho, a la fecha, un pronunciamiento al respecto. En un país de feminicidios, es importante que el periodismo respete, en todos los casos, esta posibilidad.

Como se ve en estos ejemplos, no basta con que una mujer esté al frente de un medio, un programa o un reportaje, no hay que dar por sentado que el hecho de que se trate de una mujer supone ya una perspectiva de género. ¿Por qué es tan importante el papel de los medios con perspectiva de género en el contexto feminicida? El ensayo de Hannah Arendt sobre la banalidad del mal (que como dato curioso fue escrito por entregas para un medio de comunicación) tiene, creo una respuesta del importante papel que tenemos en los medios. Arendt siguió el juicio del arquitecto del holocausto que favoreció el sufrimiento y la aniquilación de millones de personas. Eichmann no se sentía culpable ni responsable del horror del que había participado. La banalidad del mal es eso: personas capaces de cometer las peores atrocidades, gente aparentemente normal, sin culpa porque forman parte de un sistema que lo permite, un mal colectivo que los deja impunes. En la lucha en contra de la violencia de género los medios tienen un lugar central en no banalizar los feminicidios, el principal mal en nuestro país. Por el contrario, servir a la información, a la memoria de la víctima y a la empatía. Esos Converse que todos podemos ponernos para mirar el mundo.

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