Asesinado Tomás Morales, uno de los aspirantes de Morena a la alcaldía de Chilapa
Morales era uno de los fundadores del partido en el municipio de Guerrero, que ha atestiguado los ataques contra un buen número de políticos en los últimos años
Vuelve la violencia política a Chilapa, si es que alguna vez se fue. En la noche del martes, alguien asesinó a balazos a Tomás Morales cerca de su casa, en el mismo municipio, a medio camino entre la región Centro y La Montaña. Con 40 años, Morales era parte de la estructura de Morena en Chilapa y su nombre sonaba para alzarse con la candidatura a la presidencia municipal en las elecciones de junio. La violencia contra candidatos y precandidatos es habitual en el municipio en tiempos electorales. En 2019 y ...
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Vuelve la violencia política a Chilapa, si es que alguna vez se fue. En la noche del martes, alguien asesinó a balazos a Tomás Morales cerca de su casa, en el mismo municipio, a medio camino entre la región Centro y La Montaña. Con 40 años, Morales era parte de la estructura de Morena en Chilapa y su nombre sonaba para alzarse con la candidatura a la presidencia municipal en las elecciones de junio. La violencia contra candidatos y precandidatos es habitual en el municipio en tiempos electorales. En 2019 y 2020, por ejemplo, criminales asesinaron a los antiguos candidatos del PRD y Morena a la alcaldía.
Morales era muy activo en redes sociales, sobre todo en Facebook. En los últimos meses, había colgado cantidad de fotografías y vídeos del presidente, Andrés Manuel López Obrador, y de la candidata de Morena a heredar el puesto, Claudia Sheinbaum. El 1 de marzo, Morales estuvo en el zócalo de Ciudad de México, precisamente en el acto de inicio campaña de Sheinbaum. “Inicia hoy la campaña de nuestra compañera. Estamos aquí para concretar el triunfo. Sin duda vamos a ganar. ¡Miren nada más cuanta gente!”, decía en una de las tomas que grabó.
En un país atravesado por diferentes violencias, asociadas a actividades públicas y privadas, legales e ilegales, los meses que preceden a los procesos electorales suelen concentrar ataques contra personas vinculadas de alguna manera a la política. Según la organización civil Data Cívica, solo en enero se registraron 35 ataques o amenazas contra funcionarios o exfuncionarios. Desde 2018, la organización cuenta “1709 ataques, asesinatos, atentados y amenazas contra personas que se desempeñan en el ámbito político, gubernamental o contra instalaciones de gobierno o partidos”.
El caso de Chilapa y los municipios de alrededor es representativo de lo anterior. Dominado históricamente por el PRI, escenario de una lucha de intensidad cambiante entre grupos criminales, el municipio ha atestiguado el asesinato de un buen puñado de candidatos y precandidatos en la última década. En 2015, criminales asesinaron al candidato del mismo PRI a la alcaldía, Ulises Quiroz. En 2017, sicarios mataron a Ranferi Hernández, dirigente histórico del PRD en la región, apoyo de López Obrador. En 2018, año electoral, asesinaron a Antonia Jaimes, precandidata a diputada local por el PRD, y a Dulce Rebaja, precandidata a diputada local por el PRI...
En una visita a Chilapa en 2018, este diario entrevistó a Antonio Hernández y Orencio Bello, candidatos a la presidencia municipal por el PRD y Morena, respectivamente. Hernández permitió que los reporteros le acompañaran en una visita a algunas de las comunidades de Chilapa, cuya extensión territorial es amplia y difícil de cubrir por tierra. Preguntado si no tenía miedo, contestó el clásico “el que nada debe nada teme”. Hernández no ganó. Lo hizo el candidato del PRI, Jesús Parra, actualmente diputado local. Tanto Hernández como Bello murieron asesinados, en 2019 y 2020.
Es difícil hablar de las violencias en Chilapa sin mencionar la pugna histórica entre el grupo criminal Los Ardillos, cuyo bastión es el municipio vecino de Quechultenango, y lo que antaño fueron Los Rojos, una de las ramas del viejo árbol criminal que nació de los hermanos Beltrán Leyva. Desarticulados hace años, Los Rojos mantuvieron una batalla feroz con Los Ardillos en 2014 y 2015, y Chilapa fue su escenario principal. Desaparecidos Los Rojos, resulta complicado entender si el caso de Morales tendría que ver con las pugnas de fondo del crimen organizado o si no con qué.
En una entrevista concedida hace un par de años, el que era entonces obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, señalaba que parte de los problemas de violencia en la región Centro del Estado tenían que ver precisamente con la falta de sintonía entre el grupo que dominaba el Gobierno estatal, la familia Salgado, de Morena, y el presunto líder de Los Ardillos, Celso Ortega, que, durante la campaña de 2021, había apoyado al PRI. Eso, pese a que el hermano de Ortega, Bernardo, es uno de los líderes del PRD en el Estado.
De igual manera, es difícil saber si el caso de Morales tiene que ver con los movimientos de políticos y criminales a nivel estatal.
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