Las grandes capitales muestran la fragmentación del tablero político mexicano
Monterrey queda por primera vez en manos de Movimiento Ciudadano, que mantiene también Guadalajara. El PAN arrebata Puebla a Morena, que conserva el poder en Tijuana
El mapa de las grandes capitales es un reflejo de la fragmentación y diversidad del tablero político tras los comicios del domingo, los mayores de la historia de México. Además del Congreso y 15 gubernaturas, donde se dibujó un mayor reparto de poder con la subida de la oposición en el Parlamento y ...
El mapa de las grandes capitales es un reflejo de la fragmentación y diversidad del tablero político tras los comicios del domingo, los mayores de la historia de México. Además del Congreso y 15 gubernaturas, donde se dibujó un mayor reparto de poder con la subida de la oposición en el Parlamento y el crecimiento de Morena en los Estados, las urnas decidieron el destino de casi 2.000 ayuntamientos. Entre ellos, cuatro de los principales núcleos urbanos mexicanos que aglutinan a más de 13 millones de habitantes. Motores económicos, culturales y polos de influencia política que tras los comicios aparecen más repartidos que nunca. Monterrey queda por primera vez en manos de Movimiento Ciudadano (MC), que consolida también su poder en Guadalajara. El PAN arrebata Puebla a Morena, que sin embargo conserva la plaza de Tijuana.
En el centro de la batalla por el norte, semillero de una posible renovación de los liderazgos de la oposición frente a Morena, todos los focos se han situado en Nuevo León, un Estado industrializado y rico. A la espera de los datos finales, el aspirante de Movimiento Ciudadano, Samuel García, adelanta al del PRI, Adrián de la Garza, en lo que, de confirmarse, sería una victoria histórica del joven partido naranja. El primer síntoma del cambio ya es definitivo. En la capital del Estado, Monterrey, el aspirante de MC, Luis Donaldo Colosio, ha arrasado a su contrincante del PRI sumando casi el 50% de los votos, 16 puntos más que su oponente.
La victoria de Colosio tiene un doble impacto simbólico. Primero porque se trata de la primera victoria de MC en un feudo repartido tradicionalmente entre el PRI y el PAN. Segundo, por la figura del candidato ganador, hijo de Luis Donaldo Colosio, el heterodoxo político priista que encarnó breve y trágicamente el sueño de una apertura democrática en el país. Su asesinato el 23 de marzo de 1994 durante un acto de campaña cuando enfilaba la recta final a la presidencia continúa rodeado de sombras, quedando abierta en el imaginario popular la puerta del complot político, el ataque del narco o la reacción de la Iglesia ante un candidato que se separó de la línea oficial del PRI. Su muerte cerró de golpe cualquier esperanza de un nuevo amanecer y hundió aún más a México en otra oscura crisis política, institucional y económica.
Huérfano desde los 12 años, Colosio hijo y su indudable capital simbólico había sido tentado por diferentes formaciones desde antes de que acabara la carrera de Derecho. Hace cuatro años decidió aceptar la oferta de Movimiento Ciudadano para pelear por un escaño en el congreso estatal de Nuevo León. Aupado al primer escalón, este año decidió dar una batalla mayor. A sus 35 años ha conquistado la capital industrial del país con una agenda y unos códigos distanciados del candidato de su partido a la gubernatura, Samuel García.
Colosio se define como socialdemócrata con una agenda volcada al desarrollo económico, pero sin olvidar los equilibrios sociales y un marcado interés por las nuevas tendencias del urbanismo que abogan por un mayor protagonismo de los peatones y las bicicletas frente a los automóviles. Su victoria expande el perímetro de influencia del partido, que se consolida en su feudo clásico: Jalisco, con el gobernador naranja Enrique Alfaro como uno de los barones territoriales de más peso en México. En la capital, Guadalajara, Pablo Lemus ha logrado otra clara victoria (45% de los votos) continuando una saga que ya cuenta con cinco alcaldes de MC. Pese a la ola de violencia, que azota con especial intensidad al Estado tapatío, las urnas no han optado por un cambio de signo.
Sí ha habido relevo, sin embargo, en Puebla. El PAN recupera el cetro en otro de los polos empresariales del país, sede de numerosas filiales de la industria energética y del automóvil. Eduardo Martínez Rivera, con el respaldo de la alianza que incluye al PRI y al PRD, ha vencido con claridad (53%) a la aspirante de Morena, Claudia Rivera (32%). Un duro revés para el partido oficialista, que aún domina la gubernatura del Estado y que había logrado hace tres años desbancar al PAN también de la capital.
La otra cara de la alternancia lo representa Tijuana, capital de Baja California. Los resultados preliminares dan la victoria a la candidata de la coalición oficialista, Marina del Pilar Ávila, confirmando el vuelco producido hace tres años en otro bastión histórico de la derecha. El resultado de la capital, ya definitivo, adelanta el resultado en el Estado. El apoyo en las urnas a Montserrat Caballero Ramírez, de Morena, (casi el 50%) dobla al recibido por la alianza opositora.
Las victorias de Morena en el norte dan un respiro al partido tras los malos resultados en Ciudad de México. En estos comicios no se jugaba la jefatura de la ciudad, pero sí el destino político de sus 16 alcaldías. Hace tres años, Claudia Sheinbaum logró más de 2,5 millones de votos y Morena se hizo con el control de 11 de los 16 ayuntamientos. Este domingo, Morena perdió un millón de votos. Y la alianza opositora ha logrado la victoria en nueve alcaldías, dejando el mapa de la ciudad partido en dos, con un occidente inclinado a la derecha y organizado en torno a la alcaldía Cuauhtémoc, fuente de riqueza principal de la ciudad. La gestión de la pandemia y la atención a las víctimas del derrumbe del metro aparecen en el horizonte, abriendo una grieta en el partido de López Obrador.
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