El Partido Verde le saca el máximo beneficio a su alianza con Morena
La formación, antigua aliada de los rivales políticos de López Obrador, cuadriplica sus escaños y será clave para que el bloque gobernante conserve la mayoría
Esta nota se publicó originalmente el 22 de mayo de 2021. La recuperamos ahora por su relevancia vistos los resultados de la votación.
El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) ha conseguido el mejor resultado electoral de su historia. Con 44 escaños en la Cámara de Diputados, de acuerdo al conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE), cuadriplica los 11 curules que contaba al cierre de la anterior legislatura. El Verde no solo gana en números, también adquiere m...
Esta nota se publicó originalmente el 22 de mayo de 2021. La recuperamos ahora por su relevancia vistos los resultados de la votación.
El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) ha conseguido el mejor resultado electoral de su historia. Con 44 escaños en la Cámara de Diputados, de acuerdo al conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE), cuadriplica los 11 curules que contaba al cierre de la anterior legislatura. El Verde no solo gana en números, también adquiere más peso en la coalición Juntos Hacemos Historia —que selló con el Partido del Trabajo (PT) y Morena, el movimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador— y será clave para que el bloque gobernante mantenga el control de la Cámara baja en los próximos tres años.
“La explicación directa del crecimiento del Partido Verde es que gracias al convenio de coalición pudo lanzar a muchos candidatos suyos con todo el apoyo de la plataforma Juntos Hacemos Historia”, explica Santiago Rodríguez, director de estudios estratégicos de SIMO. La alianza entre Morena, el PT y el Verde se selló en diciembre pasado, tras acordar competir juntos en 183 de los 300 distritos electorales: 50 candidaturas serán para candidatos del PVEM, 45 serán para petistas y 88 para Morena.
Sin embargo, el primer acercamiento entre Morena y el Verde se dio mucho antes. En septiembre de 2018, al inicio de la legislatura, cinco diputados ecologistas sufrieron una metamorfosis y se pasaron a Morena para darle la mayoría absoluta en la Cámara baja. En los pasillos del Palacio de San Lázaro, el recinto legislativo, los llamaron los diputados kiwi: morenistas por fuera, verdes por dentro. El fichaje exprés de parlamentarios se dio después de que Morena cambiara su voto para darle licencia en el Senado a Manuel Velasco para que pudiera retomar su cargo como gobernador de Chiapas. “Nos salió baratísimo”, dijo Arturo Escobar, coordinador de los diputados del PVEM, tras reconocer que hubo una negociación con Mario Delgado, su entonces homólogo y eventual dirigente nacional de Morena. Escobar, no obstante, matizó que el acuerdo no fue para permitir que Velasco volviera a Chiapas, una decisión que le valió críticas a Morena, sino para que varios asuntos prioritarios para su partido se incluyeran en la agenda del Gobierno.
Antes de los kiwis, se hablaba de las sandías: verdes por fuera, rojos por dentro, el color con el que se identifica al Partido Revolucionario Institucional (PRI). El PRI y el PVEM formaron un matrimonio que se extendió por más de 15 años en los que se presentaron coaligados en cinco elecciones consecutivas. Antes de los priistas, el Verde hizo mancuerna con el conservador Partido Acción Nacional (PAN) en la votación que llevó al poder a Vicente Fox, el primer presidente que no era del PRI en más de 70 años. En mayo de 2015, después de que el partido fuera instrumental en sacar el paquete de reformas de Enrique Peña Nieto, López Obrador se quejaba amargamente en sus redes sociales de que el Verde era parte de “la mafia en el poder” y un partido “mafiosillo”. Tres años después, el Verde fue un aliado fiel en el Congreso y para 2021, Morena cerraba su primera alianza nacional con él. Citlalli Hernández, secretaria de Morena, reconoció semanas antes que a muchos militantes les desconcertaba la alianza y Delgado dijo que solo irían con partidos que hayan apoyado al presidente “a lo largo de los años”. La coalición, de todas formas, se concretó.
“Cuando hablamos del Verde, el distintivo de la casa es el pragmatismo”, señala Rodián Rangel, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México. “Es un partido que se ha apropiado del ecologismo, una etiqueta política a nivel mundial, pero que en los hechos se ha apartado de esa agenda”, dice Rangel, sobre las peculiaridades del PVEM, que saltó a la fama internacional por ser probablemente el único partido ecologista que apoya la pena de muerte en el mundo. La brújula ideológica de la formación en poco menos de tres décadas de existencia ha sido aliarse con el poder, sin importar de qué parte del espectro ideológico provenga. “Es un partido oficialista, que se queda con el que gana para sacar el mayor rédito político”, resume Juan Pablo Micozzi, académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México, “con esas estrategias siempre estás al filo de que no te voten, pero el tema es que la gente los sigue votando”.
“El Verde más allá de esas alianzas”, responde en entrevista Karen Castrejón, la presidenta del partido. “Todo mundo ve y crítica la alianza de nosotros con Morena, pero no están viendo las que se hacen en el otro frente”, defiende la dirigente. “Han sido opositores toda la vida, pero todas las coaliciones me parecen válidas”, agrega.
Castrejón sostiene que, a pesar de que existen diferencias, hay coincidencias en la plataforma social de sus socios, que son prioritarios para la mayoría de la población. “Vimos que el triunfo que tuvo el presidente de la República obedecía al cambio que se quería y que se requería”, comenta y defiende que sin respaldo mayoritario no podrían concretar sus propuestas e iniciativas. “Nosotros no buscamos esas alianzas para subsistir, como siempre se nos ha criticado”, agrega la política y asegura que no es una coalición que los comprometa en todos los temas legislativos: “Seremos aliados, más que de un partido, de los ciudadanos”.
El Verde sustituye al Partido Encuentro Solidario, antes Encuentro Social, de corte ultraconvervador, como aliado insólito de la llamada Cuarta Transformación. Pero desde una lógica electoral, la coalición responde a la necesidad de contrarrestar a Va por México, la alianza del PRI, el PAN y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Alejandro Moreno, uno de los encuestadores más reputados del país, recordaba esta semana que desde 1997 ningún partido en el Gobierno ha logrado superar su desempeño en las elecciones intermedias. El riesgo de que la historia no favorezca al proyecto de López Obrador está latente en los resultados de la encuesta de SIMO, en la que Morena deja de tener por sí mismo el control de la Cámara de Diputados.
En México, 300 escaños se definen por el principio de mayoría relativa: el candidato que tiene más votos se lleva la banca. Otros 200 se reparten por el principio de representación proporcional. En un contexto en el que Va por México une fuerzas, el PT, Morena y el PVEM actúan bajo el supuesto de que es mejor ir juntos que por separado, apunta Micozzi. Pero el hilo fino de la política de coaliciones es que, aunque Morena y el PVEM lleven ya tres años de alianza parlamentaria, competir por separado en los comicios los pondría a competir fragmentada y directamente contra esa aglomeración de votos que logren el PAN, el PRI y el PRD, señala el politólogo.
Morena gana la promesa de respaldo de dos partidos minoritarios a su proyecto, más el de una serie de satélites que se presentan por primera vez y que apuestan a superar el umbral del 3% de los votos pegándose en el discurso al proyecto presidencial. Gana también apoyo en los Congresos estatales, comenta Rangel, un punto que también será importante a analizar tras las votaciones. El Verde y el PT reciben una paga con sobreprecio a su lealtad: más escaños de los que sacarían por ellos mismos. Los resultados de SIMO exceden las propias expectativas del PVEM. “Prevemos que van a ser de 30 a 40 diputados que se lograrán tener, con todos ellos hay un compromiso para mantenerse dentro del partido”, asegura Castrejón, la única mujer al frente de un grupo partidista en el país.
¿Qué tan justo es el acuerdo desde el punto de vista de la dirigencia de Morena? Según los resultados de SIMO, el PVEM obtiene entre 36 y 52 diputados por mayoría relativa, y entre tres y 14 por representación proporcional. El convenio de coalición le asigna 50 candidaturas, una estimación que parece más o menos equilibrada, de acuerdo con Rangel. Según la encuesta, el PVEM tiene una intención de votos del 5%, pero puede sacar un 10% de las diputaciones, un bono del 5% que no parece tan desproporcionado a los ojos de Micozzi. En todo caso, la alianza con el PT supone 45 candidaturas, pero solo sacaría 32 curules, 16 menos de las que tiene ahora. Los petistas, sin embargo, parecen un aliado natural en términos de afinidad política.
“A la gente se le olvida que está votando por el Verde, en realidad están votando por la plataforma política de López Obrador”, asegura Rodríguez. Para Rangel hay un efecto de arrastre por la popularidad del presidente, pero agrega que también está el trabajo territorial del voto: la movilización de seguidores, el acercamiento a las bases, la operación de la campaña. El Verde, dice el investigador, se ha hecho fuerte en el sur del país, sobre todo en Estados como Chiapas, algunas regiones de Oaxaca, Yucatán, Campeche y Quintana Roo. Eso se refleja en las candidaturas que se repartieron. Además, el candidato del Verde a gobernador en San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, un polémico empresario ampliamente conocido en la entidad, va puntero. Castrejón destaca también ese trabajo de estructura y pone en la mira las gubernaturas de Colima y Michoacán, donde espera que sus candidatos tengan contiendas competitivas.
La distribución de las candidaturas ha levantado ampollas dentro de algunas facciones de Morena, pero mucho dependerá en la evaluación de la estrategia de campaña los resultados de las votaciones del próximo 6 de junio. Las intermedias también darán un primer bosquejo de cómo serán las elecciones de 2024 y si las alianzas a favor y en contra de López Obrador resistirán a los intereses, las diferencias entre sus integrantes y la carrera por la sucesión presidencial. Los pronósticos, a más de tres años de que eso pase, son reservados. El Verde no se amarra en automático. “Veo muy aventurado decir lo que pueda pasar en los próximos tres años”, reconoce Castrejón.
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