Los dos días de furia en Michoacán: “¡Manzo no murió, lo mató el Estado!”
El asesinato del alcalde de Uruapan desata una violenta ola de protestas en diferentes puntos del Estado. Desde la capital, Morelia, al corazón de Tierra Caliente, la zona más asediada por el crimen organizado
El Palacio de Gobierno de Morelia parecía la noche de este lunes más un búnker acorazado que un noble edificio colonial. Durante dos días ha sido el epicentro de las protestas detonadas por el asesinato de Carlos Manzo, el alcalde de Uruapan, tiroteado a quemarropa en la plaza del pueblo. Cinco líneas de vallas y una estructura gigante de metal protegía el portón principal de entrada, por donde la noche del domingo una muchedumbre irrumpió al interior del edificio. Ya desde dentro, reventaron los cristales y arrojaron muebles por las ventanas. Un día después, se repitieron los altercados con más protestas de estudiantes frente al Palacio, generando una batalla campal con la policía. La indignación y la furia se ha extendido además a otros puntos del Estado. En Uruapan, llegaron a quemar monumentos y en Apatzingán, el corazón de Tierra Caliente, otro grupo de manifestantes también logró entrar en el palacio municipal de Gobierno y prender fuego dentro de las instalaciones.
El asesinato de Manzo, muy popular por su estrategia de enfrentar palmo a palmo a los criminales, ha desbordado el vaso de la rabia y el dolor en un Estado acostumbrado a la violencia. La muerte de Manzo corona una crisis de seguridad de largo recorrido. Ya son tres alcaldes asesinados en Michoacán en lo que va de año. El mismo día que tirotearon al presidente municipal de Uruapan, también mataron en su casa al sobrino del antiguo líder de las autodefensas Hipólito Mora. Y solo unas semanas antes caía el productor de limones Bernardo Bravo tras alzar la voz contra las extorsiones a los agricultores en Tierra Caliente.
Mientras los policías de Morelia seguían la noche del lunes de guardia tras las vallas metálicas, un camarero de una taquería pegada al Palacio de Gobierno recuerda que el domingo llegaron como “más de 100 personas” a eso de las cuatro de la tarde. “Al principio parecían pacíficos pero se empezaron a calentar los ánimos”, cuenta el joven de 21 años y estudiante de Derecho. “Estuvo raro porque la policía tardó en llegar y ahí ya sí se armó el desmadre con bolas de goma y gas lacrimógeno”.
Los enfrentamientos se repitieron un día después, este lunes, ya con más presencia policial. Dos marchas convocadas por estudiantes de las universidades de la capital confluyeron en el Palacio de Gobierno entre consignas como “¡justicia ya! o “¡Manzo no murió, lo mató el Estado!”. Por la noche, todavía había por el suelo restos de hierro, madera y piedras. Los disturbios dejaron más de una decena de detenidos. Con la cara aún medio cubierta, uno de los estudiantes, que prefiere no dar su nombre, dice que “Manzo no es un mártir, pero sí es el reflejo de lo que está pasando en Michoacán. El pueblo está abandonado por los políticos corruptos y carteles del narco”.
El gobernador morenista Alfredo Ramirez acusó a los manifestantes de ser parte de una operación liderada por la oposición para desgastar a su gobierno. El gobernador no estuvo en la capital durante los altercados del domingo. Decidió participar en el funeral del Manzo en Uruapan, a unas dos horas en coche. Pero tuvo que salir escoltado entre gritos de “¡Fuera asesino!”. Manzo llevaba poco más de un año en el cargo y había solicitado en varias ocasiones ayuda, tanto al Gobierno federal como al del Estado. El gobernador Ramírez está siendo una de las dianas de las protestas, además de ser señalado también desde el gobierno federal por su “desatención”, según fuentes consultadas por este diario.
Cinco disparos se escucharon en la plaza principal de Uruapan el sábado en la tarde, pasadas las 20.00, en medio de la celebración del Día de Muertos. Dos de los presuntos atacantes fueron detenidos y un tercero, abatido por la policía. La investigación del caso apunta a Osvaldo Gutiérrez, ‘El Cuate’, acusado de ser parte del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). La mafia más poderosa del país tiene cada vez más presencia en Michoacán, en plena disputa contra otros grupos como Los Viagras o Carteles Unidos. Los tres, en el punto de mira de Estados Unidos, que recientemente los incluyó en su polémica lista de organizaciones terroristas.
También en Uruapan hubo marchas este domingo. Centenares de estudiantes marcharon vestidos con playera blanca y sombrero, la marca personal de Manzo, que había conquistado la alcaldía como independiente. “No estamos marchando únicamente con indignación y rabia, estamos marchando con mucho miedo y con mucho temor. Porque levantar la voz aquí en este estado es preocupante”, dijo una de los estudiantes a la prensa local. Además de los enfrentamientos con la policía, los estudiantes de Morelia dejaron frente al Palacio una especie de altar de muertos. Escribieron el nombre del alcalde con cempasúchil, la tradicional flor amarilla de esta festividad, y dejaron pancartas con lemas como “¿Para qué quieres los monumentos limpios en un país lleno de sangre? o “El legado del Sombrero vive”.