Martí Batres: “Sería bueno un mayor acercamiento a los grupos feministas, por supuesto”
El secretario de Gobierno de la capital explica los retos para gobernar una ciudad dividida entre un bloque opositor y el central ante los próximos tres años de mandato
El nuevo secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres (Ciudad de México, 54 años), tiene en su despacho tres cuadros importantes: un retrato de su jefa, la mandataria de la capital, Claudia Sheinbaum; una foto abrazado a un sonriente presidente Andrés Manuel López Obrador; y una pintura firmada por él. Miles de minúsculas cabecitas colman la plancha del Zócalo de la capital en el dibujo, como en una de las manifestaciones del líder de Morena en 2006 cuando perdió por primera vez las elecciones presidenciales. No hay banderas ni pancartas del partido, aunque cuando mira el cuadro...
El nuevo secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres (Ciudad de México, 54 años), tiene en su despacho tres cuadros importantes: un retrato de su jefa, la mandataria de la capital, Claudia Sheinbaum; una foto abrazado a un sonriente presidente Andrés Manuel López Obrador; y una pintura firmada por él. Miles de minúsculas cabecitas colman la plancha del Zócalo de la capital en el dibujo, como en una de las manifestaciones del líder de Morena en 2006 cuando perdió por primera vez las elecciones presidenciales. No hay banderas ni pancartas del partido, aunque cuando mira el cuadro, solo piensa en uno de aquellos días de lucha. El conflicto ahora es diferente, un grupo de alcaldes opositores ha formado un bloque que desafía la gobernabilidad de la capital los próximos tres años. Y la misión de Batres, tras el nuevo mapa político que dejaron las elecciones locales y que mantiene a la ciudad dividida en dos, es despejar los golpes, negociar con ellos, frenar su avance.
La alianza del PAN, PRI y PRD logró arrebatarle al partido del presidente y la jefa de Gobierno cuatro regiones de la ciudad y dibujó un mapa insólito en el que el occidente estará controlado por la coalición opositora (liderada por el PAN) y deja en el este el reducto morenista. Batres habla sobre cómo se llegó hasta ese resultado y cuáles son las claves del Gobierno ante la segunda mitad, aunque rechaza el costo político que le pudo suponer a Morena dos grandes tragedias en estos primeros tres años: la pandemia de la covid-19 y el colapso de la Línea 12 del metro, donde fallecieron 26 personas.
Pregunta. Llega usted en un momento convulso. Los golpes a las puertas del Congreso de la ciudad por parte de policías a un grupo de alcaldes opositores han mostrado la nueva cara de los próximos años de Gobierno. ¿Está en riesgo la gobernabilidad?
Respuesta. Una ciudad dividida en dos es lo que no queremos. Por eso fuimos muy claros, cuando esta unión de alcaldes pide una reunión, la respuesta es: somos una sola ciudad. El Gobierno no puede negociar con solo ese grupo de alcaldes porque le puede afectar a los demás. Hay que tratar con todos. Y esos son 16, no son nueve. El Gobierno optó por hacer una reunión con cada uno de ellos. Es más, antes de estos acontecimientos, ya tenían todos los alcaldes y alcaldesas su invitación formal para reunirse con la jefa de Gobierno. Y desde el Gobierno se ha trabajado mucho por la conciliación y el diálogo.
P. Los que protestaron ese día lo acusan justamente de lo contrario. ¿Qué tan difícil será negociar con un grupo de alcaldes que pidió, incluso, su renuncia?
R. Los alcaldes han expresado a las puertas del edificio de Gobierno que esa no fue su petición. Hay cosas que se van a resolver más fácilmente y habrá temas más complejos. Digamos que los presupuestales son más difíciles porque la ciudad perdió casi el 20% de sus ingresos con la pandemia. Al juzgar por las opiniones que dieron los alcaldes al salir de la reunión con la jefa de Gobierno, no vi conflicto. La ciudadanía lo que quiere es que la ciudad esté unida, tranquila, no quiere que haya enfrentamientos entre el Gobierno central y las alcaldías. Pero insisto: de parte del Gobierno de la ciudad no ha habido confrontación, nuestro discurso ha sido no solo coherente, sino cuidadoso y amable con las alcaldesas y alcaldes.
P. Sobre la pérdida de alcaldías tras las pasadas elecciones locales del 6 de junio, ¿en qué cree que fallaron?, ¿fue un voto de castigo al Gobierno de la capital o a la política federal?
R. Ni una cosa ni la otra. No consideramos, en un análisis general, que sea un voto de castigo contra el Gobierno local, menos aún federal, hay que analizar las cosas: un punto muy importante es observar las tendencias generales de la votación. En realidad, Morena no perdió porcentaje electoral. En algunos casos ganó y en algunas regiones creció donde no había tenido mayor presencia. Pero su votación general es más o menos la misma que en 2018. Entonces, el resultado tiene que ver con la forma en la que se acomodaron las fuerzas. Es decir, que al juntarse PRI, PAN y PRD los resultados cambiaron. Las elecciones que eran de cuatro en 2015, en 2018 fueron de tres y esta vez fueron de dos. Ese es el punto más importante, se juntaron fuerzas que no se habían juntado, que no estaba en el horizonte general que podrían aliarse.
P. Se juntaron y lograron nueve alcaldías...
R. ¿Subió la votación de los opositores? No. Se reacomodaron de forma distinta. En todo caso lo que debió haberse advertido desde Morena —no tanto desde el Gobierno, porque no le tocaba— es que había una constelación de alianzas que obligaba a trabajar otro tipo de alianzas más amplias, diferentes, con nuevos actores, que las que venía realizando años anteriores.
También hay elementos que van más allá, que escapan a la dinámica general. No estaba en juego una elección presidencial, no estaba en juego la elección de la gobernante de la ciudad, que por cierto tiene una aceptación muy elevada. También es posible que esto lleve a reflexionar sobre un balance de los gobiernos de las alcaldías. Esto quiere decir que los gobiernos progresistas de las alcaldías tienen que hacer su propio esfuerzo, más allá del que haga el gobierno central
P. Al ver el mapa que dejaron los últimos comicios, muchos han especulado con una tendencia conservadora en la ciudad, ¿cómo lo interpretan?
R. La Ciudad de México sigue siendo una ciudad progresista. Es decir, no hay elementos que te indiquen que la ciudadanía viró, que se hizo más conservadora. Por muchas razones. Porque finalmente una parte del electorado que votó por la coalición no es un electorado de derechas necesariamente. Porque incluso algunas de las fuerzas que participaron en la coalición no se reivindican de derechas.
P. ¿Cómo midieron el costo político que les pudo suponer la tragedia de la Línea 12 del metro?
R. Hay un dato que es muy revelador, los usuarios de ese sistema de transporte no variaron la intención de su voto, incluso en las zonas de mayor impacto de ese acontecimiento. Por ejemplo, Morena gana en Tláhuac y en Iztapalapa, y con un margen muy alto. Son de las zonas donde obtuvo los mayores niveles de votación. Gana también en Xochimilco. Es decir, la población que usa ese tramo de transporte no votó contra Morena. Más bien, el hecho es usado políticamente como parte de la narrativa que utiliza la derecha en ciertos segmentos de clase media alta. No tanto por el impacto que tuvo en sí mismo, sino por el uso político que se le dio.
P. El proceso para conocer las causas concretas y los responsables del colapso parece que se va a dilatar. ¿Qué le responde a las familias de las víctimas que buscan justicia?
R. Habrá justicia. La garantía que tiene la ciudadanía es que hay autoridades que son honestas, es decir, no tenemos autoridades que estén insertadas en enjambres de intereses político-económicos nebulosos, sino que tenemos autoridades entregadas al trabajo y a la gente. Y eso es una distinción sumamente importante.
P. ¿Se podrá volver a utilizar esa línea de forma segura?
R. Seguramente sí se va a poder reconstruir esta línea. Y la gente la va a poder usar bien, se va a revisar ese tramo. Seguramente se revisará más que ese tramo. Esto es una prioridad.
P. Otro de los asuntos más polémicos del Gobierno de Sheinbaum ha sido su relación con los movimientos feministas de la capital. Después de la dispersión con gases lacrimógenos, de los muros para proteger edificios... ¿Hay algún plan en estos tres años en la agenda para acercarse a estos movimientos?
R. Yo, de entrada, diría que no hay un Gobierno más feminista en el país que este. Quisiera que alguien me dijera dónde hay un Gobierno más feminista que el de la Ciudad de México. Creo que se pierde la objetividad en el análisis de algunos temas. Por ejemplo, esta es la ciudad donde se descriminalizó por primera vez la interrupción del embarazo.
P. Pero esa medida, secretario, fue hace nueve años, ¿qué medidas van a tomar para acercarse a las demandas feministas a partir de ahora?
R. Hay dos Estados más que lo han hecho en el contexto de la transformación que hoy vive el país, Oaxaca e Hidalgo. Déjame decirlo así: la Cuarta Transformación es la que ha permitido que avancen los derechos de las mujeres en otros lados. Pero a mí me llama la atención que justo en la ciudad donde se reconocen más derechos de las mujeres, donde tenemos el Código Penal y Civil más avanzados, las legislaciones especiales más avanzadas… Ocurren muchos de estos fenómenos. Hay lugares en el país donde hay mujeres que han ido a dar a la cárcel por haber abortado después de una violación, pero las protestas que ocurren no son ahí, en Guanajuato, por ejemplo. ¿No le resulta paradójico?
P. Las mujeres que se manifiestan en la capital no solo lo hacen para protestar por su situación ahí, sino para que las demandas se extiendan a todo el país. Uno de sus lemas es: gritamos por las que no pueden. Entonces, ¿habrá algún acercamiento a sus peticiones a partir de ahora?
R. Es importante señalar que desde el Gobierno no ha habido represión. Básicamente lo que ha hecho la seguridad ciudadana de la capital es una tarea de contención y encauzamiento, pero no hay presas políticas, no hay uso de armas, de instrumentos para someter a las mujeres. Hay policías que resisten y aguantan empujones y otra serie de situaciones, pero nunca pasan a la acción ofensiva contra las que se están manifestando. ¿Sería bueno un mayor acercamiento de la ciudad con las organizaciones feministas? Sí, por supuesto, siempre eso es bueno. De hecho hace unos días se reunió la jefa de Gobierno con un grupo de las feministas más destacadas, históricas, precisamente para profundizar un acercamiento y empatía, finalmente comparten los mismos ideales. Y vamos a insistir en ello, cada vez más. Tener la relación más estrecha y revisar las decisiones que tienen que ver con sus demandas, legislativas y de carácter administrativo y de justicia.
P. Su llegada al Gobierno envió un mensaje a la ciudadanía de que se necesitaba reforzar el mandato de la capital y buscar recuperar la confianza perdida, ¿cuáles son sus prioridades, dónde creen que hace falta más trabajo?
R. Para nosotros es fundamental estrechar lazos entre el Gobierno y la ciudadanía. Un Gobierno más próximo. Nos gustaría dejar como legado una ciudad de derechos, que afianzó derechos sociales, políticos, civiles, digitales. Y una ciudad más segura. El Gobierno que ha encabezado Claudia Sheinbaum ha sido un gran Gobierno. Es el mejor Gobierno de todas las entidades federativas...
P. Qué iba a decir usted de su jefa…
R. Lo veo desde fuera y desde dentro, más allá de que pudiera parecer obvio, pero aquí es donde encontramos las políticas locales más avanzadas de todo el país. Y los problemas más complejos siempre tienen un tratamiento progresista.
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