Las vacaciones de López Gatell en pleno pico de la pandemia generan polémica en México
El subsecretario de Salud se defiende de las críticas y se escuda en que fue a visitar a familiares y que en Oaxaca las restricciones son distintas a las de la capital
Enero empieza como acabó diciembre en México, la gresca política al rojo vivo, esta vez por las vacaciones del zar contra el coronavirus. El fin de semana trascendieron imágenes del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, en una playa del Estado de Oaxaca, en el Pacífico mexicano, sin mascarilla, con el semblante relajado. Las críticas no tardaron en inundar las redes sociales, denunciando la hipocresía del funcionario, que no hace todavía un mes pregonaba la necesidad de quedarse en casa para contener la pan...
Enero empieza como acabó diciembre en México, la gresca política al rojo vivo, esta vez por las vacaciones del zar contra el coronavirus. El fin de semana trascendieron imágenes del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, en una playa del Estado de Oaxaca, en el Pacífico mexicano, sin mascarilla, con el semblante relajado. Las críticas no tardaron en inundar las redes sociales, denunciando la hipocresía del funcionario, que no hace todavía un mes pregonaba la necesidad de quedarse en casa para contener la pandemia. Y sobre todo su mal ejemplo: México atraviesa un nuevo pico en la pandemia.
López-Gatell ha aludido al asunto este lunes en la rueda de prensa diaria sobre la evolución de la pandemia en el país: “Vi que causaba interés dónde había estado en fin de año. No tengo nada que ocultar, fui a la costa de Oaxaca, es un sitio hermoso, con población muy generosa. Fui a visitar a familiares cercanos, personas muy amigas. Estuvimos en una casa particular. Como dijimos aquí, teníamos que conservar grupos familiares pequeños y de todas formas observar medidas de prevención. Cuidamos ese tipo de aspectos”.
Lejos de cuestionar su viaje, López Gatell ha señalado que la evolución de la pandemia en cada estado es distinta y los Gobiernos regionales toman decisiones ad hoc para su territorio. “En Oaxaca los restaurantes están abiertos, por eso me retrataron en un restaurante. En algunas de estas notas parecen no tener claro estos detalles”, ha dicho el subsecretario de Salud, “me dio la impresión de que algunos diarios no tenían claro alguna de estas nociones”.
El presidente, Andrés Manuel López Obrador, también tocó el tema durante su rueda de prensa matutina de este lunes. El mandatario ha eludido enjuiciar a López-Gatell. “Hay que preguntarle a él hoy por la tarde. Lo que yo puedo decirles, en abono a la conducta del doctor López-Gatell, es que ha estado trabajando bastante, muy intenso, que ha estado cumpliendo cabalmente con su responsabilidad, es un muy buen servidor público, un buen especialista, un profesional”.
Sobre el episodio, la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dijo: “López-Gatell tiene que contestar. Cada quien se forma una opinión y en su caso debe informar a la ciudadanía”. Ciudad de México decretó alerta máxima por la pandemia en diciembre, por el rápido aumento de casos graves de covid-19 y la escasez de camas hospitalarias.
Con la irrupción del SARS-CoV-2 en el país hace más de 10 meses, López-Gatell se convirtió en el rostro de los esfuerzos del Gobierno para someter al virus. Desconocido hasta entonces, el funcionario sorprendió por su tono contenido, trufado de tecnicismos y explicaciones sintéticas. Y sobre todo contrastó su actitud con la de López Obrador, que tardó en reconocer los peligros de la pandemia y actuar en consecuencia.
El idilio duró poco. El virus golpeó con fuerza México, que en pocos meses superó el escenario catastrófico de 60.000 muertos que había planteado el funcionario al principio. Las críticas por las carencias en los hospitales y los equipos que usan los médicos, las denuncias por falta de rigor en el conteo de contagios y muertes provocadas por el virus y la incapacidad del Gobierno para hacer pruebas de manera masiva hicieron el resto.
Con el tiempo, los críticos señalaron también contradicciones en el discurso de López-Gatell, sobre todo respecto a la actitud de López Obrador. Desde el principio, el funcionario instó a la ciudadanía a guardar “una sana distancia” con los demás, para evitar la propagación del virus, a usar el cubrebocas y evitar lugares cerrados y concurridos. Pero cuando los periodistas le preguntaban por el presidente, sobre todo su reticencia al uso del barbijo, López-Gatell matizaba sus palabras de modo que el discurso no chocara con sus recomendaciones ni con las acciones del mandatario. En marzo, preguntado por la necesidad de que el jefe del Ejecutivo se realizara la prueba, el zar contra la covid-19 contestó: “La fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”.
Las críticas han sido constantes, tanto o más que los elogios. En diciembre, poco antes de las vacaciones de navidad, López-Gatell hizo balance del año y señaló los retos para este 2021. “La epidemia no ha acabado y no acabará hoy ni mañana. No se puede precisar cuánto tiempo durará esta epidemia para la humanidad, tenemos que tenerlo claro (...) En 2021 estaremos enfrentando todavía momentos de incertidumbre y confusión y a veces todavía de distorsión de la información”. Según la Secretaría de Salud, casi 1,5 millones de personas se han contagiado y unas 127.000 han muerto a causa del virus. López-Gatell señaló de nuevo la necesidad de llevar cubrebocas, de guardar sana distancia y de quedarse en casa. Días después le tomaron una foto abordando un avión, sin la mascarilla. A principios de enero lo encontraron en la playa, sonriente, de nuevo con la cara descubierta.