Marisela Escobedo muere 10 veces al día
El documental ‘Las tres muertes de Marisela Escobedo’ sobre el asesinato en 2010 de una madre que luchaba por la justicia del feminicidio de su hija retrata la impunidad en México ante la violencia machista
A Marisela Escobedo le mataron a su hija adolescente en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 2008. Buscó los restos de su hija en un basurero, encontró al culpable, era su yerno, lo llevó hasta la justicia. En uno de los primeros juicios orales que se celebraban en la historia de México, el presunto asesino le pidió perdón por el asesinato de su hija. Pero tres jueces lo absolvieron por falta de pruebas. Marisela se desplomó. Pero se volvió a levantar. Entendió muy pronto lo que continuaron cientos de madres después: no hay tiempo para llorar, para enterrar a tu hija. Dejó su trabajo, ...
A Marisela Escobedo le mataron a su hija adolescente en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 2008. Buscó los restos de su hija en un basurero, encontró al culpable, era su yerno, lo llevó hasta la justicia. En uno de los primeros juicios orales que se celebraban en la historia de México, el presunto asesino le pidió perdón por el asesinato de su hija. Pero tres jueces lo absolvieron por falta de pruebas. Marisela se desplomó. Pero se volvió a levantar. Entendió muy pronto lo que continuaron cientos de madres después: no hay tiempo para llorar, para enterrar a tu hija. Dejó su trabajo, se paseó desnuda por las calles de Juárez con la foto del asesino confeso de Rubí precintado a su cuerpo. Se enfrentó a las autoridades, mantuvo un plantón frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua. Amenazada de muerte, Marisela declaró su epitafio: “Si me va a venir este hombre a asesinar, que me venga a matar aquí, para vergüenza del Gobierno”. Y la noche del 16 de diciembre de 2010 un hombre le asestó un balazo en la sien.
El documental que estrena Netflix, Las tres muertes de Marisela Escobedo, expone el caso que se convirtió en un símbolo de la lucha contra la violencia de género en México. Un expediente que legalmente está cerrado, pero que nunca llegó a cicatrizar. En un país donde mueren asesinadas 10 mujeres al día, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística, y donde la impunidad llega al nivel escandaloso del 97% de los casos, según datos de la propia Fiscalía General de la República, la tragedia de Marisela se multiplica sin descanso cada 24 horas. Cada día hay una madre más en México luchando sin descanso por el feminicidio de su hija. Se llaman Araceli, Lorena, Yaqueline, Consuelo...
“Las cosas no han cambiado. El caso de Rubí quedó impune; el de Marisela, impune. Pero es que además, la gran mayoría de los feminicidios resultan igual. Esta historia solo entra en la intimidad de uno de los casos, contado por una familia y todo lo que generó alrededor de esta tragedia. Que no ha de ser muy diferente de la que viven otras, ha de haber casos de mujeres extraordinarias que han llegado a lugares extraordinarios para conseguir justicia. Nosotros nos enfocamos en uno, en este, para ponerle cara a todos los demás”, explica el director, Carlos Pérez Osorio, en una entrevista con este diario.
La violencia machista en México es la asignatura pendiente de cualquier Gobierno, pero México no es el mismo de hace una década. La escalada de muertes de mujeres ha provocado las manifestaciones feministas más multitudinarias de su historia y el movimiento feminista mexicano se ha convertido por primera vez en el talón de Aquiles del Gobierno que preside Andrés Manuel López Obrador. Enfocado en desvirtuar las críticas hacia su gestión sobre este tema, trata en cada conferencia de prensa de alinearlo a sus opositores, evidenciando una falta de comprensión real de un asunto mucho más complejo e irremediablemente urgente.
“Este documental muestra la necesidad de justicia y reparación de daños que necesitamos atender en México de manera inmediata. Y evidencia que las demandas feministas son tan justas y urgentes y no vienen por razones políticas ni ideológicas. Cuando entendamos que este es un problema de todos y de todas, cambiará un poco la manera en la que estamos teniendo este tipo de conversaciones, que me parece que están mal encaminadas. Se tiene que hablar desde la empatía y desde el entendimiento”, apunta la productora del documental, Laura Woldenberg.
Las tres muertes de Marisela Escobedo no solo indaga en la lucha de una madre por el feminicidio de su hija, sino que se convierte en un espejo de los terrores cotidianos del país. La ineficiencia trágica de sus policías, la corrupción de las autoridades, la delgada línea que las separa del crimen organizado, la concepción errónea de justicia al considerar que con el asesinato de los sospechosos se cerraría un caso como este. A través de los testimonios de su hijo Juan Manuel Frayre y su hermano Ricardo Escobedo, de las audiencias de los juicios orales, de las imágenes de archivo que México siguió esos años en televisión incluida las de la ejecución de Marisela frente a la puerta del máximo órgano de Gobierno estatal, el filme se adentra en las oscuridades de los dos crímenes que destrozaron a una familia hasta convertirse en un símbolo de lucha.
“Pudimos haber contado solo el juicio o solo la fabricación de culpables, o la búsqueda [de Marisela y su familia] del asesino en Zacatecas. Pero entendimos que para conectar con la gente teníamos que dejar que Marisela, en la medida de lo posible, contara su historia. Esos momentos personales donde mostraba también su dolor y cómo una familia puede experimentar algo tan horrible”, explica Pérez, que estrena el documental esta semana en una plataforma donde se puede ver en más de 190 países. “El documental evidencia lo podrido del sistema de justicia. La colusión de las autoridades y el crimen organizado, la impunidad... Lamentablemente no es exclusivo de México, son temas muy latinoamericanos”, añade Woldenberg. “Cuando ustedes duden de qué es lo que se debe hacer; cuando duden de qué manera se debe luchar, acuérdense de Marisela Escobedo”, se escucha en el documental durante su entierro.