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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El reto de lograr que el ahorro privado para la jubilación arraigue en España

La necesidad de reducir la insoportable presión que soporta la Seguridad Social obliga no solo a fomentar esta conducta, sino a hacerlo del modo más eficiente posible

CINCO DÍAS

Las aportaciones a planes de pensiones individuales realizadas durante el primer semestre del año muestran el efecto desincentivador, en términos de ahorro, que ha provocado la reducción de los beneficios fiscales de que disfrutaban estos vehículos. Entre enero y junio de 2021 se canalizaron en España mediante planes individuales 1.102 millones de euros, un 19,8% menos que en el mismo periodo de 2020. La reforma fiscal aprobada por el Gobierno en este ámbito, en vigor desde el pasado 1 de enero, rebajó el importe máximo anual de las aportaciones a estos instrumentos de 8.000 a 2.000 euros, un montante que puede descontarse de la base imponible del IRPF.

Los argumentos que esgrimió el Ejecutivo para endurecer la fiscalidad de estos vehículos fueron principalmente dos. Por un lado, evitar el denominado arbitraje fiscal en las rentas altas, es decir, la posibilidad de rebajar la factura impositiva durante la vida laboral para tributar, una vez llegada la jubilación, de forma optimizada. Por otro, fomentar el ahorro a través de planes de pensiones colectivos –en los que se sigue manteniendo el tope de 8.000 euros anuales–, un modelo que en España sigue sin cuajar ni en el sector privado ni en el público, con excepción de algunas grandes compañías. Los datos señalan que al cierre de junio había acumulados 124.000 millones en planes de pensiones, de los que el 70% corresponden a planes individuales y el resto a planes de empleo.

La necesidad de reducir la insoportable presión que soporta la Seguridad Social obliga de forma ineludible no solo a fomentar el ahorro complementario para la jubilación, sino a hacerlo del modo más eficiente posible. El buen trato fiscal dado en los últimos años a los planes individuales ha tratado de perseguir ese objetivo, pero también ha puesto de manifiesto que el diseño de las deducciones tiene sus problemas –por ejemplo, el resultar ventajoso solo a las rentas altas– y que resulta mejorable, como señaló Airef en un informe publicado el año pasado. Junto a esa asignatura de técnica fiscal, urge acelerar otras propuestas dentro del marco de reforma de la Seguridad Social, como la creación de un gran fondo de pensiones de promoción pública y gestión privada al que puedan adscribirse todo tipo de profesionales, incluidos los autónomos y los trabajadores de pequeñas empresas. La iniciativa, que entre sus puntos fuertes incluye fijar una política de comisiones sustancialmente más bajas que las de los planes individuales, puede ser una apuesta estratégica para lograr algo que hasta el momento parece una quimera: que el ahorro complementario privado de cara a la jubilación eche raíces en España.

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