El golpe que incendió la Copa Davis

El belga Zizou Bergs arremetió, en medio del festejo de un punto, contra el chileno Cristian Garin. Los jueces determinaron -en contra de los actuales reglamentos- que había sido casual, y sancionaron la visitante por negarse a seguir jugando. El mundo del tenis arde

Cristian Garin reacciona tras sufrir una lesión durante su partido de individuales contra Zizou Bergs, el 2 de febrero en Hasselt, Bélgica.Piroschka Van De Wouw (REUTERS)

Nicolás Massú, el doble campeón olímpico y actual entrenador del equipo chileno, golpeó la mesa en la conferencia de prensa, cuando ya todo estaba consumado: “esto es increíble. Nosotros somos los perjudicados y, al mismo tiempo, los sancionados. ¿Y si esto hubiera pasado en Chile? ¿Habrían actuado igual?”.

Una hora antes, en la cancha de Hasselt, el pleito entre Bélgica y Chile en el marco de la Copa Davis había terminado de manera polémica e insólita. Como nunca en la historia previa de la competición, una agresión de un jugador a otro era sancionada… con la descalificación del herido y la pérdida del duelo para los visitantes.

Los belgas se habían puesto dos a uno con el triunfo en el doble y, en el cuarto partido de la serie, Zizou Bergs se midió con Cristian Garin. Con el pleito empatado a un set por lado, Bergs quebró en el decisivo undécimo punto, celebrando de manera eufórica y a la carrera, embistiendo en el borde de la red al chileno con un golpe con el hombro que impactó en la sien y el ojo de Garin, quien cayó al suelo.

El reglamento del tenis, desde hace ya varios años, no considera la “intencionalidad” en las agresiones. Djokovic fue sancionado por darle un pelotazo, sin intención, a una jueza de línea. El argentino David Nalbandian le propinó un puntapié a una publicidad que terminó hiriendo a un juez, siendo suspendido. Ejemplos hay muchos, de acciones que, sin el afán de dañar a funcionarios, jueces, público o pasapelotas, han terminado en sanciones. Pocas veces antes una acción deliberada de un tenista culminó en agresión a un rival, por lo que la decisión del polémico juez portugués Carlos Ramos no tenía muchos precedentes. Pero nadie imaginó que la acción de Bergs quedara sin sanción. Y que el peso de la determinación cayera sobre el jugador agredido, que alegaba dolor y ceguera parcial para no continuar jugando.

Los belgas argumentaron que Garín magnificó su reacción, alegando ante el árbitro que jamás había “perdido la conciencia”. Y que la determinación del médico neutral, tras un breve y desprolijo examen, determinó que podía seguir jugando. Garin se negó, fue sancionado con tres warnings , lo que significaba su derrota y un lapidario 3 a 1 para Chile.

La organización de la Copa Davis, en un polémico mensaje en redes sociales, felicitó a Bergs por su tiro ganador en el punto de quiebre, y calificó de “accidental” el golpe al chileno. Por su parte, la Federación y el Comité Olímpico chileno emitieron declaraciones públicas alegando por el fallo de los jueces, que calificaron de localista, y anunciando reclamaciones internacionales.

Mientras tanto la imagen daba la vuelta al mundo, obligando a una definición de los especialistas, que, en la mayor parte de los casos, era calificada como una agresión, sobre todo considerando que Bergs siempre tiene a Garin en la mira, salta antes del golpe y la carrera en esa zona no corresponde a un accidente, sino a un festejo desaforado.

La Copa Davis —bien lo saben los chilenos— siempre está sujeta a las reacciones de las barras locales, que han convertido varias veces las confrontaciones en un infierno. Común es, además, que esa pasión baje a la cancha. Pero jamás se vio un choque como el de Hassel, que obligará, necesariamente, a un pronunciamiento de las autoridades para una acción que tendrá consecuencias.

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