El desafío de convertir ahorro en ganancias
Además de tener una incidencia en respuesta a los cambios climáticos y en consonancia con una operación mucho mejor implementada, las soluciones de la llamada Electricidad 4.0 traducen tecnología en eficiencia y ahorro en ganancias reales para la compañía. Descubre cómo
Históricamente, la esencia de la productividad y las industrias del mundo ha girado en torno a un principio básico, el de la eficiencia. Sin embargo, este concepto ha tenido visiones y abordajes de distinta índole, dependiendo del momento de la evolución industrial, el contexto local, así como de los objetivos, herramientas y alcances.
Hacer menos, pero mejor, hacer más con menos, e incluso dejar de hacer para posicionarse de una manera mucho más estratégica. El concepto eficiencia también es, en cierto modo, una traducción óptima, un equilibrio que pendula de lo que se tiene a lo que se desea. En el ámbito de los negocios, especialmente en el mundo contemporáneo, este tipo de dinámicas se complejizan y transforman en función de factores como el tiempo, las necesidades del cliente, los ingresos y las inversiones, siempre con las ganancias al centro.
Actualmente, prácticamente todo el sector productivo del mundo atraviesa por una configuración importante: cambios climáticos cada vez más agudos, hiperinflación, desajuste en los ritmos de consumo, así como un ritmo acelerado de la adopción tecnológica en torno a la llamada Revolución Industrial 4.0, ponen en jaque a los modelos habituales, los cuales ya no pueden seguir administrando los recursos con los que operaban.
Las compañías se han dado cuenta, algunas demasiado tarde, que gastan más recursos y, sus ganancias, merman. Y como parte de la eficiencia, traducir el ahorro en ganancias es vital para la compañía. No obstante, esto debe aplicarse de forma estratégica, eficaz y con una mira funcional en el corto, mediano y largo plazo, con resultados positivos integrales que vayan más allá de vender.
En este sentido, el proceso de digitalización, ahorro y eficiencia que propone la llamada Electricidad 4.0 plantea, entre otras cosas, no solo ahorro energético en cuanto a consumo (edificios inteligentes, capacidad para automatizarlos, medición, etc.), sino que enfoca y agrupa la innovación tecnológica con la eficiencia eléctrica al centro para operar, medir, proteger y potenciar el correcto funcionamiento y, por ende, obtener resultados aún mejores.
Traducir el ahorro en ganancias es el ideal de la eficiencia industrial, pero ¿hasta dónde puede llegar el rango?, ¿bajo qué parámetros y cuál es el costo de hacerlo, o no? Si bien cada industria tiene sus cualidades, posibilidades y limitantes que pueden responder de distinta forma a estas preguntas, los casos de éxito y el contexto actual nos permiten esbozar una aproximación más aterrizada.
De acuerdo con una investigación reciente de la firma americana especializada Senai, entre los impactos positivos para las empresas, derivado de las implementaciones en torno a la Energía 4.0 (big data, inteligencia artificial, monitoreo a distancia, computación en la nube e Internet de las cosas, entre otras soluciones), se encuentran la reducción de los costos de mantenimiento (entre 10% y 40%), disminución del consumo de energía (entre 10% y 20%), aumento de la productividad laboral (entre 10% y 25%), así como mayor precisión en las previsiones de demanda de alrededor de 80%.
Según los especialistas, el ahorro de energía puede generar eficiencia en gastos, en un escenario conservador, de 5% hasta 40%. Hacerlo con un experto en la materia presupone un blindaje sólido e integral, no solo a nivel negocio y competitivo en menos de un año, dependiendo del grado de implementación y objetivos trazados, sino que además permite a las compañías un grado elevado de eficiencia, en donde el compromiso ambiental (descarbonización) y la responsabilidad social (inclusión, equidad) forman parte vital de la estrategia de negocio.