Tomando cerveza de Ucrania en Miramar, los niños de Chernóbil y el eje Moscú-La Habana
El periodista de EL PAÍS en Cuba comenta los últimos acontecimientos de la guerra y la posición de la isla, que responsabiliza a Washington y a la OTAN y cierra filas con Putin
Verdad que lo de Cuba es grande. Nunca te deja de sorprender, por mucho que creas que lo has visto todo. He quedado con Lázaro a tomar un trago y comentar los últimos acontecimientos, y en la paladar de Miramar en el que estamos nos sirven una cerveza hecha en Ucrania. Se llama Obolon, en la lata pone “The First Ukranian Beer” y el fabricante recomienda beberla “con moderación”.
—Dime tú qué locura esta. Aquí jamás habían vendido esta cerveza, y ahora, ...
Verdad que lo de Cuba es grande. Nunca te deja de sorprender, por mucho que creas que lo has visto todo. He quedado con Lázaro a tomar un trago y comentar los últimos acontecimientos, y en la paladar de Miramar en el que estamos nos sirven una cerveza hecha en Ucrania. Se llama Obolon, en la lata pone “The First Ukranian Beer” y el fabricante recomienda beberla “con moderación”.
—Dime tú qué locura esta. Aquí jamás habían vendido esta cerveza, y ahora, cuando en Kiev están cayendo chuzos de punta, los cubanos nos la tomamos pa refrescar—, bromea mi amigo.
Pedimos dos para probar y resulta que es buenísima, una cerveza con cuerpo y sabor, y además está bien fría. En la barra, un hombre que se fuma un puro se ha tomado ya varias y nos levanta el pulgar en señal de aprobación. “Está especial. Da tremanda nota”, asegura.
Lázaro llama al dueño, y cuando viene le pregunta que de dónde la ha sacado. Explica que la ha comprado en ITH, una empresa importadora y comercializadora estatal que provee de suministros al turismo y que ahora también vende mercancías a los cuentapropistas y las nuevas pymes. Al hombre le da la risa, confiesa que se equivocó. Cuando vio la publicidad de ITH confundió Obolon con la expresión popular “¿Qué bolón?”, y pensó que era una nueva marca que jugaba con el dicho cubano (que viene a significar, cómo estás, cómo anda la cosa, qué pasó). Al llegarle el pedido al restaurante se quería ahorcar, “y esta mierda”, pensó. Pero ahora está contento, la cerveza es excelente, y barata.
“Lo mejor del cuento es que el otro día vino un cliente diplomático que trabaja en la Embajada rusa. Cuando la vio se puso contentísimo, la conocía, dijo que era muy buena y se llevó tres cajas”, nos relata el hombre de negocios.
“Tremenda locura”, repite Lázaro, y se echa las manos a la cabeza. Comentamos los últimos acontecimientos de la guerra y la posición cubana sobre la invasión de Rusia a Ucrania. El domingo, el periódico oficial Granma publicó una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) en la que responsabiliza a Washington y a la OTAN por la crisis y cierra filas con Moscú.
“El empeño estadounidense en continuar la progresiva expansión de la OTAN hacia las fronteras de la Federación de Rusia ha conducido a un escenario, con implicaciones de alcance impredecible, que se pudo evitar”, dice el comunicado. Asegura que “los movimientos militares realizados por los Estados Unidos y la OTAN en meses recientes hacia regiones adyacentes a la Federación de Rusia, precedidos de la entrega de armas modernas a Ucrania”, equivalen a “un cerco militar progresivo”, ante lo cual Moscú “tiene derecho a defenderse”.
“Fue un error ignorar durante décadas los fundados reclamos de garantías de seguridad por parte de la Federación de Rusia y suponer que ese país permanecería inerme ante una amenaza directa a su seguridad nacional. No es posible conseguir la paz cercando ni acorralando a los Estados”, asegura la nota del Minrex.
Lázaro, que es un buen analista, afirma que hay que leer entre líneas, pues aunque el comunicado apoya las posiciones de Rusia y no condena la invasión, tiene matices. “Cuba no ha reconocido las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, y fíjate en este párrafo”. Saca Lázaro su teléfono móvil y lee: “No resulta posible examinar con rigor y honestidad la situación actual de Ucrania, sin valorar detenidamente los justos reclamos de la Federación de Rusia a Estados Unidos y la OTAN y los factores que han conducido al uso de la fuerza y la no observancia de principios legales y normas internacionales que Cuba suscribe y respalda con todo vigor y son referencia imprescindible, particularmente para los países pequeños, contra el hegemonismo, los abusos de poder y las injusticias. Cuba es un país defensor del Derecho Internacional y comprometido con la Carta de las Naciones Unidas, que siempre defenderá la paz y se opondrá al uso o amenaza de la fuerza contra cualquier Estado”.
Pedimos otras dos Obolon, y continuamos. La Cancillería cubana aboga “por una solución diplomática seria, constructiva y realista de la actual crisis en Europa, por medios pacíficos, que garanticen la seguridad y soberanía de todos, así como la paz, la estabilidad y la seguridad regional e internacional”, a la vez que crítica por “desbalanceada” la resolución que será sometida a votación en la Asamblea General de la ONU, y advierte que “la historia exigirá responsabilidad al Gobierno de EE UU por las consecuencias de una doctrina militar crecientemente ofensiva fuera de las fronteras de la OTAN”.
Según Lázaro, en su país todo hay que leerlo en clave del viejo diferendo Cuba- EE UU, y piensa que lo sucedido “es malo” para Cuba: “Si en un año el Gobierno de Biden no ha quitado ni una de las sanciones de Trump, ahora todavía es más difícil cualquier acercamiento con Washington, algo fatal con la crisis que estamos pasando aquí”.
A la tercera Obolon no sé por qué a Lázaro le da por hablar de los niños de Chernóbil. Tras el desastre en la central nuclear, en 1986, Fidel Castro inició un programa de salud para atender en la isla a los niños afectados por la radioactividad. La URSS desapareció en 1991, pero Cuba mantuvo la atención a los pequeños ucranianos durante 20 años (hasta 2011). En este tiempo han pasado por Cuba 23.000 niños de Chernóbil.
Ucrania siempre agradeció públicamente esta ayuda, pero hoy es muy crítica con la posición cubana. El encargado de negocios de la embajada ucraniana en La Habana, Oleksandr Kalinchuk, ha considerado “inaceptable” la postura de La Habana, y la semana pasada los embajadores de la Unión Europea se reunieron con él en la capital cubana para expresarle su solidaridad. Después, los representantes de la Unión Europea realizaron una gestión diplomática ante el Minrex para ratificar la posición europea de condena frontal a la invasión por ser una violación flagrante del derecho internacional. Los funcionarios cubanos tomaron nota, y reiteraron su visión.
Se acerca un camarero y nos pregunta si queremos otra. “No”, responde Lázaro, “por hoy hemos tenido bastante”.
Coge la lata de cerveza en la mano, le da vueltas, la escruta, y lee otra vez en voz alta lo de “beba con moderación”. Después mira al mar, que hoy es un plato, y exclama: “¡Qué país!”.
Llego a casa y pongo las noticias. Las primeras informaciones son sobre una visita gubernamental a una provincia del interior, la producción en una fábrica de plásticos y la exportación de chile habanero. Solo después, la guerra.
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