Malcolm Deas: “No hay uniformidad en la izquierda de América Latina, ni un ejemplo de éxito para imitar”

El profesor de la Universidad de Oxford y uno de los más reputados colombianistas, reflexiona con Diana Calderón sobre la situación del país y la región: “Es la que más sufre de estereotipos y generalizaciones perezosas”

El historiador inglés Malcolm Deas en su casa, en Bogotá, el 1 de junio de 2022.Gladys Serrano

Malcolm Deas, profesor de la Universidad de Oxford y uno de los más reputados colombianistas, responde sin rodeos. Desde el Reino Unido atiende a El PAÍS y, con su mirada de historiador, su experiencia de más de 60 años estudiando América Latina y especialmente Colombia, habla sobre el estado de las democracias de la región. “No leen bien a América Latina ni desde Europa ni desde el mundo anglosajón. Es la región del mundo que más sufre de estereotipos y generalizaciones perezosas”, advierte ni bien inicia la charla.

Pregunta. Usted dice que en América Latina hay estados–nación m...

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Malcolm Deas, profesor de la Universidad de Oxford y uno de los más reputados colombianistas, responde sin rodeos. Desde el Reino Unido atiende a El PAÍS y, con su mirada de historiador, su experiencia de más de 60 años estudiando América Latina y especialmente Colombia, habla sobre el estado de las democracias de la región. “No leen bien a América Latina ni desde Europa ni desde el mundo anglosajón. Es la región del mundo que más sufre de estereotipos y generalizaciones perezosas”, advierte ni bien inicia la charla.

Pregunta. Usted dice que en América Latina hay estados–nación más viejos que los de algunos países de Europa ¿Por qué no parecen muy evolucionadas nuestras formas de democracia? ¿O sí lo son?

Respuesta. Hay que reconocer que los países de la región tienen tradiciones y sistemas políticos muy distintos, muy variados. No debe sorprender: la mayoría tienen dos siglos de vida política independiente, individual. Como estados-naciones son más viejos que ciertas naciones europeas: Alemania, Italia, Grecia, Bélgica… no debe sorprender que ofrecen una gama variada de éxito y de fracaso en la consolidación de sus democracias.

P. La vieja marea rosa, que ahora el presidente Gustavo Petro llama “Una sola América Latina”, al estilo de una Unión Europea Criolla ¿tiene sustento? ¿Está jugando con dados invisibles? SI no es hacia la integración ¿hacia dónde deberíamos ir en América Latina para pensarnos como bloque?

R. No convence la retórica de la integración, ni convencen los que aspiran a un liderazgo regional. Los obstáculos son muchos, los intereses en común débiles. Mejor que cada país se concentre en sus propios problemas y su solución. ¿Para qué, y cómo “pensar en bloque”?

No hay, ni ha habido, un país líder. Brasil es un país ensimismado, no le interesa, tiene una lengua distinta a los demás, geográficamente está aislado; Argentina sobresale solo en el fútbol, en lo político es un desastre; de Venezuela recordamos los intentos de Chávez y su fracaso: ¿qué pasó con UNASUR? ¿Quién ofrece un peso por su estatua en bronce de Néstor Kirchner? Tampoco parece tan exitosa y tan popular la integración en otras partes del mundo, como en Europa, donde no se ve como tan democrática.

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P. ¿Cómo lee el México de López Obrador, el Chile de Boric, el Brasil de Lula o la Argentina de Fernández? ¿Cómo explicar el fenómeno de Bukele en El Salvador?

No hay uniformidad en la izquierda regional, ni ejemplo de éxito para imitar. Chile con Boric muy abajo; Argentina no es modelo para nadie; Brasil con un Lula que hoy es una figura del centro; México con AMLO es inteligible solo para los mexicanos, y no por todos ellos; Perú está en un grave estado de caos. Ni hablar de las ex izquierdas de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

P. Respecto de Cuba por qué un bloque de 64 años que no logra su objetivo es sostenible ¿Por qué Biden no ha marcado una diferencia de fondo frete a Trump?

R. Es cierto que el bloqueo no ha servido, pero casi la única oferta atractiva que su Gobierno tiene ahora es su servicio de ayudar a mejorar los sistemas de control interno de los gobiernos autoritarios, como se ve en Venezuela.

P. Bueno, y ¿cómo lee la Colombia de hoy, las propuestas reformistas del presidente Petro?

R. Hasta ahora es difícil discernir el contenido concreto de las propuestas del presidente Gustavo Petro. La vaga retórica política no es monopolio de él ni de Colombia, pero frente a la alta dosis reciente quiero hacer constar mi escepticismo frente a las nociones repetidas de participación, de inclusión, de igualdad, de diálogo, particularmente de diálogo en las calles, de protesta… esta última, por el contexto, generalmente aprobada. El problema de todas es su difícil traducción en proyectos viables. Mientras tanto, hay que reconocer que no todo el mundo quiere gastar su tiempo participando, y que las calles no son buen sitio para dialogar en serio. No es solo por pedantería mi protesta.

Malcolm Deas es un historiador inglés especializado en el estudio de América Latina en general y de Colombia en particular.Gladys Serrano

P. ¿Era inevitable que Colombia transitara por un Gobierno de izquierda?

R. Petro es el primer presidente de Colombia que se declara de izquierda, sí, pero está lejos de ser un presidente progresista.

P. A Colombia la atraviesa la tragedia del narcotráfico. El presidente apuesta a una paz total que pasa por la revisión de la lucha contra las drogas, siendo su apuesta la de la legalización ¿Es la única vía?

R. La paz con la guerrilla de las FARC que logró hacer el presidente Juan Manuel Santos fue producto en parte de los éxitos militares de su antecesor, el presidente Álvaro Uribe, y en parte de la gran paciencia y pericia de su equipo negociador. Aunque no total, fue histórica al producir el reconocimiento general de los colombianos de que el futuro no iba a ser producto de la lucha revolucionaria armada. La “paz total” que aspira a obtener el presidente Petro con negociaciones con los grupos violentos y criminales que quedan va a necesitar un esfuerzo igual de coordinado, paciente e inteligente. El narcotráfico sigue complicando todo. Colombia no tiene la capacidad de solucionar ese problema, ni se vislumbra ningún cambio profundo en su tratamiento internacional. Sin embargo, Colombia tiene que manejarlo dentro de sus posibilidades, y ciertas políticas son mejores que otras.

P. En Estados Unidos se está viviendo una involución en derechos alcanzados como el aborto, y crecen el racismo, la homofobia ¿qué análisis hacer?

R. En su visita al London School of Economics en 2009 la Reina Isabel II preguntó a los economistas allá reunidos por qué nadie había previsto la gran crisis de 2008. Dan ganas de preguntar a las luminarias de las ciencias políticas de las universidades de los Estados Unidos por qué nadie había previsto el triunfo de Trump. Las demás democracias del hemisferio siguen con sus distintas limitaciones y problemas, en esta fecha muy agudas en el Perú y en Haití. Pero tal vez el país que más debe preocupar a los fieles a la democracia es Estados Unidos.

P. En el Reino Unido, donde usted vive, hay otra crisis política ¿Cómo explicarla, es consecuencia del Brexit?

R. El Brexit tiene mucho que ver con la crisis que hemos tenido desde ese plebiscito. Económicamente ha sido un error, ahora la mayoría de la gente lo reconoce. Políticamente dividió profundamente al Partido Conservador, el gobernante. Salieron muchos de sus mejores elementos, y hemos tenido tres gobiernos seguidos, los de Theresa May, Boris Johnson y Elizabeth Truss, que en sus distintas maneras los peores en muchas décadas. El actual de Rishi Sunak es débil, su partido sigue dividido y con bastantes elementos que son poco lúcidos. Por fortuna no ganamos la copa del fútbol.

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