No parecía la noche de ayer, tan ventosa y desapacible como solo sabe serlo el otoño madrileño, el contexto más idóneo para que se desatara la euforia en la ciudad. Pero hay algo en la música de Coldplay -desparpajo, vitalismo, felicidad desinhibida- que propicia milagros como el vivido en la plaza de Las Ventas.
No fueron las drogas, pero tampoco fue el mono. Oficialmente, su muerte se calificó de accidental, pero en realidad no lo fue tanto: Amy Winehouse tenía en las venas 416 miligramos de alcohol por cada 100 mililitros de sangre. Para hacerse una idea: una tasa de alcoholemia cinco veces superior a los 80 miligramos permitidos por la ley británica.
ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS | Madrid
Sanz Lobato recibe el Nacional por su documentalismo antropológico - Pertenece a una generación olvidada que desarrolló su trabajo en los sesenta
El movimiento Occupy Wall Street (OWS) y su acampada en el parque Zuccotti no solo ha provocado una mutación física en el corazón financiero de Nueva York y acalorados debates políticos. La cultura, en una ciudad que aglutina a miles de artistas, también tiene su espacio en un movimiento que si bien, como dicen sus integrantes, aún está en pañales.
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JUAN CRUZ