Los viejos luchadores honran los Pirineos
Atrapado por la ofuscación momentánea que le hizo pelearse con otro ciclista armado con una rueda delantera, Carlos Barredo no atiende a los que le piden que se calme. "¡Que me echen!", repele, "me da igual, eso no importa, pero no permito que se rían de mí". Podía intuir, y quizás lo pensaba, pero súbitamente había olvidado que el martes 20 tocaba etapa histórica.