El terrorismo islamista
Un terrorista suicida hizo explotar ayer el vehículo que conducía en medio de un partido de voleibol en el noroeste de Pakistán, en un atentado que se saldó con 88 muertos, según la policía local, que acusó a los talibanes. Otras 37 personas resultaron heridas en el ataque, que tuvo lugar en Shah Hasan Khan, un pueblo que se opone a los insurgentes talibanes respaldados por Al Qaeda, según informaron diversos funcionarios.
La CIA promete vengar el ataque en el que murieron siete de sus agentes en una de sus principales bases de operaciones en Afganistán, donde la agencia de espionaje estadounidense ha evolucionado como una unidad de élite, casi como una fuerza paramilitar, que actúa directamente contra las organizaciones terroristas más violentas.
Todos los cargos contra los cinco guardas de seguridad de la compañía Blackwater acusados de matar a 17 civiles iraquíes en septiembre de 2007 en Bagdad quedaron desestimados el jueves pasado después de que un juez federal estadounidense considerase que sus derechos habían sido violados.
El principal jefe de la oposición iraní, Mir-Hosein Musaví, advirtió ayer al régimen de que el país "está sumido en una grave crisis" que puede acabar en un "alzamiento interno" y que su muerte no la frenará. En un comunicado divulgado en su página web, Kalamé, el ex primer ministro -que capitanea las protestas contra la reelección del presidente Mahmud Ahmadineyad el pasado junio, en unos comicios calificados de fraudulentos- se dice dispuesto a morir por el cambio.
Lituania se quedó ayer huérfana de la central de Ignalina, su única planta nuclear, cuyo reactor de fabricación soviética RBMK 1500 -de la generación de Chernóbil- proporcionaba un 70% de la energía eléctrica consumida en el país báltico. Vilna cerró la central el 31 de diciembre en cumplimiento de un compromiso asumido a principios de la pasada década con la Unión Europea por razones de seguridad.
Mal fin de año tuvieron los defensores de derechos humanos en Moscú: decenas de ellos fueron detenidos en la céntrica Plaza Triunfal por participar en un mitin en defensa del artículo 31 de la Constitución, según el cual, al menos en el papel, "los ciudadanos de la Federación de Rusia tienen derecho a reunirse pacíficamente, sin armas, a celebrar reuniones, mítines, manifestaciones y marchas, así como a formar piquetes".