Ese oficio peligroso
"No vale nada la vida. / La vida no vale nada. / Comienza siempre llorando. / Y así llorando se acaba". Todos los artistas mexicanos han cantado esos versos feroces de José Alfredo Jiménez. Pero ahora son conscientes de que se aplican especialmente a su profesión. Una serie de asesinatos están sembrando el pavor entre los que cultivan la música popular del norte de México, también arraigada en los enclaves hispanos de EE UU.