El corrosivo y poético teatro de Rodrigo García conquista los escenarios del mundo
BEATRIZ BERGAMÍN | Madrid
Rodrigo García logra conformar espectáculos que aparentan caóticos pero respiran de una coherencia plena, donde aparecen la infancia, la muerte, la familia, los dibujos animados, los excrementos, Goya, Borges, Videla, gente desnuda que se viste de cemento con cristales, gente que nace para pegar y otra que nace para recibir, música, el mono naranja de Guantánamo, la sodomización y la comida, mucha comida... y la basura.