Acoso escolar con castigo pactado
Era su secreto y se lo guardó mientras fue capaz. El chaval, de 14 años, no deseaba hacerse famoso porque durante tres días de noviembre, huyendo de la luz de las farolas y sin saber exactamente por qué, otros muchachos de su edad y aun mayores lo rodearan, le pegaran, grabaran con un teléfono móvil su angustia y quizá su llanto y luego se marcharan.