"Nos engañamos en la vida y en la poesía"
Poeta precoz, pertinaz, honrado, tímido y pesimista, a Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) se le nota de lejos que es una persona buena. Y sufriente. Su pelo cano encrespado bajo una coronilla ingobernable, su voz grave y dubitativa, su sonotone, sus andares lentos y su mirada desvalida, todo eso forma un personaje de otro tiempo, igual que parece salida de otro espacio su poesía oscura, hecha de palabras cazadas al aire y de armonías rotas que bucean en el sentido nulo de esta "existencia fría", de este "planeta sucio", de esos "amores perdidos que todavía arden".